Cuento
Entre agujeros y agujeritos
6:00 de la mañana, el despertador cumple su obligación de despertarme…y me despierta… mientras, ella entreabre sus ojos color cielo y me regala una sonrisa somnolienta… y no quiero levantarme… quiero seguir a su lado..
Tiene tres agujeros, el que más uso es el del medio, es el que más me satisface porque se ajusta rápidamente al grosor y el largo del apéndice a introducir.
Hay días que uso algunos de los otros dos porque por alguna razón el del medio se pone esquivo y cuesta introducirlo en él. Últimamente esto está sucediendo muy a menudo, sobre todo por las mañanas antes de ir a trabajar.
La verdad es que siento algo distinto al tratar de entrar en cualquiera de los otros, pues como tienen menos uso están como apretaditos, uno es más grande y el otro bastante más pequeño y sobre todo en este hay que buscarle el mejor ángulo para introducirlo, pero con un poquito de esfuerzo más otro poquito de maña se logra encajarlo muy bien en cualquiera de ellos, sea el más grande o el más chiquitito, una vez logrado ya me siento satisfecho.
Claro que igual, en esos casos, añoro el acostumbrado agujero del medio, sin importar que por el uso ya esté bastante abierto incluso a mal traer, pero por costumbre siempre lo prefiero, además que en él entra con mayor facilidad a la vez que no me aprieta tanto, en pocas palabras: me siento más a gusto.
Ella me da un beso, cierra sus ojos azules y tranquila retorna a los brazos de Morfeo.
Miro el reloj, éste me indica que estoy retrasado, rápidamente termino de vestirme, me abrocho los pantalones, logro ajustar la hebilla del cinturón en alguno de los tres agujeros, apurado bebo un café y corriendo me voy a trabajar.
Incluido en libro: Cuentos de Vientonorte
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