Lo comparto porque me hizo muy feliz:

Anoche soñé que fumaba un cigarrillo brujo y volvía a mi primera infancia, 3 o 4 años.
Estaba en la casa de San Felipe, con mis padres. No los veo pero los percibo, protectores.
Les pido que me lleven a recorrer la casa, hago un esfuerzo por hablar como niñita…no sea que descubran que soy una intrusa, una adulta que ya no es su pequeña.
Me voy encontrando con los que fueron mis juguetes, mi ropa, los muebles. Había olvidado la mayoría, por cierto.
Ver mis juguetes reaparecer y remover vivencias tan antiguas es fascinante. Brotan de la nada, como obsequiados por segunda vez, y me conectan a mis juegos prístinos. Maravilloso. Me siento bendita en esa burbuja de conciencia recuperada. Me quedo en esa sensación esplendida no se cuánto tiempo. Y despierto.
De madrugada escribo el sueño –nunca lo hago- con la ilusión de conservar al menos una brizna de este racconto delicioso.
A media mañana de hoy mis antiguos juguetes se han desvanecido, tal como el humo brujo que me los devolvió por un momento...