A veces desaparecemos, huimos de nuestra realidad, el olvido es nuestro refugio, intentamos ser felices borrando nuestras heridas, buscamos la felicidad, como si se tratase del elixir de la vida eterna, hasta que descubrimos que nada es para siempre… ¿Entonces? ¿Qué es la felicidad?¿Vivir lo menos infeliz posible? pareciera tan fácil ser feliz… ¿Se puede ser feliz en base a la felicidad de otros olvidándonos de construir la propia? Quizás se pude ser feliz valorando lo que tenemos, dar las gracias al despertar puede ser maravilloso, hasta respirar puede ser algo mágico, saber que somos imperfectos, aceptar nuestras imperfecciones, nuestros errores y aceptar los del resto quizás nos hará más felices, tal vez dejar de herir puede ser un buen comienzo.
La felicidad es un enigma, una quimera, un instante… quizás se lograría si no nos engañásemos. La felicidad es la búsqueda constante que todos anhelamos, el reencuentro con nuestro espíritu. Algunos dicen haberla encontrado, otros creen haberla obtenido, pero sin darse cuenta se les escabulle entre los dedos y la dejan partir, aunque otros en su constante búsqueda jamás la encuentran… Cuando se hiere a un niño deja de ser niño, deja atrás su felicidad y crece rápidamente… aprende a ser hombre, aprende de su rabia y de sus miedos y entonces deja todo atrás… deja de ser feliz, se auto engaña, pretende y cree ser feliz, pero vive para siempre con sus heridas… al crecer aquél niño que dejó de ser niño intentará ocultarlas para poder olvidar y seguir viviendo, pero la magia de los recuerdos hace que una mañana lo imposible se transforme en realidad… La oscura realidad, la de las heridas enterradas, la que creía lejana llega para enfrentarla… No hay lugar para esconderla, el corazón no miente, es imposible desaparecer. El dolor jamás desaparece, jamás se olvida.
Si los adultos creyesen en la magia, les bastaría con una sonrisa para construir de las cenizas su propia Tierra de los Girasoles…
De mi nuevo libro casi terminado.
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