Poema
Llegué para el invierno
¡Volví!
Llegué exhausto,
vengo caminando desde aquí mismo.
¡Sí, desde aquí mismo!
Y acabo de andar los pasos del penúltimo tramo,
del último millar de los miles de kilómetros andados.
Recorrí todas las distancias,
las cortas y las largas;
las fáciles y también las intrincadas.
Muchas veces tropecé,
me caí, me levanté y otras tantas volví a caer.
Aprendí bastante de esto,
mucho de eso,
un poco de aquello
y todo, o mejor dicho, casi todo lo olvidé.
Caminé, aprendí, conocí;
estuve en la salud y la enfermedad;
en la carencia y la opulencia;
disfruté el amor y sufrí del desamor;
supe del placer y del dolor;
sentí la vida y presentí la muerte.
¿Y todo, para qué?
¿Para qué? Preguntarás
¡Pues para vivir!
¡Sí amigo, para vivir!
Y con mucho y nada, con tanto y cuanto,
a pesar de todo y poco, viví.
¡Viví! ¡Viví! ¡Viví! ¡Realmente viví!
¡Sí amigo mío, viví!
Ahora solo resta caminar,
los pasos del último tramo del camino
hasta alcanzar la meta anhelada,
que no es otra que el punto de partida.
Y allí, beber el último sorbo de mi vino compañero,
para luego morir en el regazo, del último invierno de mi vida.
Incluido en libro: Cuando las letras vuelan
©Derechos Reservados.
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