TU COMUNIDAD DE CUENTOS EN INTERNET
Noticias Foro Mesa Azul

Inicio / Cuenteros Locales / magarosa / La turca

[C:588526]


La Turca regenteaba una casona de mala muerte que llamaba “pensión” ubicada en las afueras de Troncos, un pueblo también de mala muerte que empezó como paraje forzoso de los camioneros por la estación de servicio y anexo de boliche al paso.
La Turca no era Turca pero era brava, cobraba el alojo por adelantado, no permitía disturbios, juntadero ni música y mucho menos visitas de ningún tipo a los cuartos, que ella llamaba habitaciones y no pasaban de ser sucuchos separados entre sí por paredes de enchapado, aunque también por algún ropero desvencijado.
No tenía muchos pensionistas estables. Los inquilinos caían en Troncos de paso rumbo a otro destino o escapando de la ley o de algún marido celoso, como el caso de Fernanda, que se escondía de su fiolo maltartador y abusivo.
La Turca le desconfiaba a “la” Fernanda, le había prohibido ejercer su trabajo en la casa pero su olfato le decía que la pobre mujer cada tanto se la rebuscaba con algún pasajero en tránsito.
Esto la desquiciaba, había pasado noches enteras en vela esperando oír algún ruido que le confirmara su pálpito, es ladina esta mujer se decía.
Fernanda pagaba su estadía con trabajo. Baldear, repasar los muebles, hacer los mandados, cocinar para la dueña, lavar la ropa ajena y lo peor, cada bendito o maldito día fregar la letrina asquerosa que llamaban baño. Arrodillada en el piso raspaba el moho que se encaprichaba en volver día a día, fregaba con lágrimas de rabia el lavatorio lleno de sarro y pelos repulsivos. Mordiéndose los labios terminaba las tareas doblegada y apenas probaba bocado de su ración diaria de alimentos. Pero era eso preferible a las humillaciones diarias que había tolerado del Manco, que fue su dueño, amo y señor desde que fue gurisa, cuando la compró a su padre por un puñado de billetes. O las recibidas por el Chungo, que se encaprichó con ella y se la cambió al Manco por dos muchachas más jóvenes, capricho que poco le duró y la tiró por largas semanas en cuanto cabarute hubo a la mano, cuando no se regocijaba en entregarla como animal a sus amigos de turno.
Ya nada la doblegaría, no importaba cuán denigrante sea su tarea y el trato recibido, todo era mejor que ser la esclava de malos tipos.
Una mañana cualquiera se presentó en la pensión un viajante de libros, atractivo aún con su traje marrón arratonado y raído, muestra clara que su oficio no le dejaba grandes ingresos. Su auto se había descompuesto en la ruta desértica y Los Troncos era el lugar mas cercano para repararlo, y la casona el único alojamiento en la zona.
Desde el primer momento trató a la Turca de doña y a Fernanda de señorita…eso dejó prendadas a las dos mujeres que competían y se desvivían en atenciones.
Fernanda empezó a arreglarse un poco más, un pellizco en las mejillas para simular rubor y se mordía los labios para enrojecerlos al momento de llevarle su desayuno. Por su parte la Turca no mezquinaba maquillaje y desempolvó pilchas que ya no le lucían para verse bonita, fracasando estrepitosamente.
Pasada más de una semana el viajante anunció que su auto estaba reparado y que partiría a la mañana siguiente, la noticia devastó a las dos mujeres y Fernanda tomó su decisión.
Esperó por la noche el silencio total de la casona y se deslizó al cuarto del viajante, entró de puntitas y se acercó a la cama. Con voz temblorosa le imploró -“Llevame con vos”.
Un silencio de muerte la rodeó, no hubo respuesta. Volvió a su cama a duras penas y se durmió.
Clareando el día inició sus tareas habituales, le llamó la atención que la Turca no le gritara por el desayuno pero no le dio importancia. A media mañana el silencio de la patrona le extrañó y contra todas las órdenes se acercó hasta su habitación.
Sonriente la miró desde el lecho, a su lado destartalado como marioneta sin hilos yacía el viajante, en su traje arratonado y raído, con la cabeza rota en un charco de sangre…
-Mío o de ninguna- dijo la Turca.
Y lo siguió repitiendo como un mantra mientras el agente de policía se la llevaba.

Texto agregado el 16-07-2018, y leído por 85 visitantes. (6 votos)


Lectores Opinan
25-08-2019 Muy buen cuento. La Turca se aseguró de no perder aun arriesgando su libertad, que de nada le servía sino podía conquistar a nadie. Un abrazo de Gui
19-07-2018 *****Muy bueno, quizá un relato que puede haber sucedido en algún lugar. Solo_Agua
16-07-2018 Buenísimo! me encantó, el final sorprendente. Muy bien amiga! Besos. Magda gmmagdalena
16-07-2018 Excelente relato. ***** AiledZullZayhev
 
Para escribir comentarios debes ingresar a la Comunidad: Login


[ Privacidad | Términos y Condiciones | Reglamento | Contacto | Equipo | Preguntas Frecuentes | Haz tu aporte! ]