Respiro.
Es mi última exhalación y tú apareces.
Me tomas.
Ya no temo renunciar a mí misma.
Me abarcas.
Empiezo a descubrirme vulnerable.
Me recorres.
Te permito realizar mis imposibles.
Mi miras.
Ya no hay dudas, se trata del umbral celeste.
Finalmente, me dejas.
Y ahora sólo me resta morir.
Texto agregado el 24-09-2004, y leído por 119
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
03-10-2004
El final no está en la muerte. Sin embargo, cuando la fe y la esperanza terniman, todo desaparece. Si esa luz perpetua no se encontrara en la muerte, no valdría la pena estar vivo. Siempre hay más, linda. Un besito. Suriplanta
24-09-2004
es muy bueno..solo que el final no cuadro muy bien por el expiro...si lo dejas hasta ..Y ahora solo me resta morir..quedaría excelente...pero quien soy yo para decirle a un poeta como arreglar su poesía...jajajaj...un loco seguro....mis estrellas... rafaga
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