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Inicio / Cuenteros Locales / vejete_rockero-48 / La niebla (Nada que ver con Stephen King o Miguel de Unamuno)

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_ ¡Hijo de puta!_ Grito con desesperación al darme cuenta que nuevamente me he quedado dormido; como un gigantesco saltamontes brinco desesperado desde la cama a la fría y recuperadora regadera.
Estoy atrasado y sé que no llegaré a tiempo al trabajo, y esta vez tengo la certeza que me despedirán por mis reiterados retrasos.
Un apresurado café calienta aquella helada mañana, cuando literalmente corriendo abandono la casa en busca de mi automóvil. Y es en ese lapso de tiempo, y es precisamente en ese momento cuando me percato de "ella".
Como una inesperada e indeseada visita ha arribado sin previo aviso; compacta y caprichosa planea posándose sobre todo lo que toca, pareciese que disfrazará de dulzura una maldad que la precede, con opaca e impenetrable blancura abraza cada rincón donde poso mi mirada. Lentamente se impone, sigilosa y acechadora, igual que un depredador preparándose para caer sobre su presa.
La niebla es tan espesa como la que describiese en su novela el gran maestro Stephen King, me atrevería a decir que es quizás hasta mucho más misteriosa y psicológica que la mismísima niebla de Miguel De Unamuno. Puedo palpar con cada uno de los sentidos de mi cuerpo, el placido terror que emana desde lo más profundo de su ser.
_ ¿Desde donde mierda llegó?_ Me pregunto al internarme en sus heladas fauces_ Tengo un mal presentimiento acerca de todo esto... Cof... Cof... Cof..._ Una peculiar y marchita tos reseca mi garganta, y deja en el paladar un raro sabor que no logro identificar_ ¡Maldición que le pasa mis ojos!_ Con ambas manos trato de proteger mi rostro. Creo que son los ojos los más afectados por la extraña niebla, adquieren un tinte carmesí rabioso, y solo toma un par de segundos para que las lágrimas (causada por una inexplicable irritación) asomen comenzando a caer_ ¡Que mierda pasa!_ El grito desesperado es un aullido invadido por insondables ganas de reír como un orate, tengo que contener las carcajadas que desesperadas desean escapar desde mi boca, es como si mi cerebro se expandiera en un sin fin de pensamientos graciosos; estoy seguro de que alguna especie de hechizo trae consigo esta condenada niebla.
_ ¿Hola?_ Pregono temeroso y mis palabras se pierde en un eterno infierno de color blanco_ ¿Hay alguien por aquí?_ Pareciese que todos hubiesen desaparecido de la faz de la tierra.
Apresuro mi caminar hacia donde debiese encontrarse el estacionamiento, voy en busca de mi automóvil. La niebla me engulle, satisfecha, risueña, poderosa y seductora.


Estoy completamente extraviado, hace horas que deambulo a la deriva, desorientado y asustado; acompañado solamente por la desolación y el terror.
Tras un largo caminar habiendo perdido toda orientación, logro divisar una oscura sombra a la distancia. Me detengo cauteloso y aterrado frente a lo desconocido.
_ ¡¿Aló?!_ Pregunto quebrando las albas sombras_ ¿Aló?, ¡estoy perdido! ¿Podría ayudarme?_ Suplico con miedo en el alma.
_ ¿Quién anda allí?_ La respuesta llega gruesa y fuerte a mis oídos. A medida que me acercaba hacia aquella "sombra" este bulto fue tomando la forma de un carabinero. Un policía gordo y rechoncho dibuja una grave sonrisa en sus labios al verme. Debí contener mis deseos de abrazarlo al alegrarme por encontrar otra persona dentro de esta ciudad abandonada.
_ ¿Y usted que hace por acá?_ Interroga el policía al llegar a mi lado.
_ ¡Me extravié en esta misteriosa niebla! ¿Usted también anda perdido?_ Le pregunté con mucha alegría.
_ ¡¿Que niebla misteriosa y de que mierda estas hablando?! Vengo de la cuarta comisaría, estábamos incinerando un cargamento de media tonelada de marihuana que requisáramos la semana pasada y el fuego se salió de control. La humareda llegó a esta parte de la ciudad y todos los habitantes alrededor de medio kilómetro fueron evacuados por el humo tóxico. Yo estaba desalojando el sector sur cuando por consecuencia de la espesa niebla perdí el carro policial, ¡Y no lo encuentro! Estoy demasiado drogado y no recuerdo donde lo estacioné, ¡no puedo parar de reír!_Bruscamente cerró su monólogo el policía riendo como loco.
_ ¡Hijo de puta!_ Alcancé a gritar entre las risas descontroladas que también me consumían.
Comienzo a correr por la espesa niebla producto de la marihuana quemada, busco el sendero más corto que me lleve al trabajo; estoy seguro que esta vez si me despedirán por los reiterados atrasos.




Texto agregado el 13-07-2018, y leído por 148 visitantes. (14 votos)


Lectores Opinan
05-08-2018 Es muy ingeniosa la historia y mantiene el suspense hasta el final. Realmente muy bueno. Felicitaciones. 5* dfabro
22-07-2018 Uyyy... buenísimo; la primera parte llena de misterio y tensión. La conclusión genial, con el estilo fresco y desenfadado que te caracteriza. Cinco aullidos entre la niebla yar-
20-07-2018 Amigo, seguro te van a despedir pero por mariguano involuntario, ja, ja. Original texto, Jorge. Un abrazo para ti desde la ciudad de México. maparo55
19-07-2018 *****He visto periodistas que reportan las quemas y quedan así. Me alegra ver cómo escribes, estás súper. Solo_Agua
18-07-2018 por donde será que hacen esas quemas? jajaja. Un abrazo, sheisan
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