Tiernos labios delgados,
cuneteros vértices de acople,
substancia que yace desmayada
donde aún los tuyos me socorren.
Quise tanto y de tantas formas
pasar mi rostro por tu rostro,
¡ni siquiera mirarte yo quería!,
sin duda arañar de todos modos
esa carne desnuda que servías.
Y me fui pegando a tu aliento
tan caliente, viscoso y
pegajoso,
hasta destrozar por completo
el yugo maldito de tu boca.
Texto agregado el 12-07-2018, y leído por 180
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Lectores Opinan
18-07-2018
Tu estilo es inconfundible,diferente y hermoso.
Me gusta leer tu poesía*****
Un fuerte abrazo,feliz de verte de nuevo.
Victoria 6236013