Como si fuera
- ¿Recuerdas cuando jugábamos a que estábamos jugando?
- Sí, era como eso que pretendías todos los días. Hacer como si fuera lunes, miércoles o sábado; como si fueras yo, incluso, como si fueras tu mismo.
Pero ya sabemos que pasaron los días... Pasaron los lunes, miércoles y sábados de verdad. Entonces ya no supimos más.
- ¿No supimos qué?
- Si éramos o si simplemente nos habíamos convertido en ser como si fuéramos... ¿Ves? Ni si quiera eres consciente de ese momento. Ahora sólo eres parte de tu propia ficción.
- ¡Un momento! ¿Por qué insistes en esa idea tan enfermiza? ¿Acaso qué más puede ser más real que tu propia incoherencia?
- ¿Incoherencia esto? Hablar de todo y de nada a la vez no es incoherente, es apenas una evidencia, una huella, un indicio de mi propio intento...
- ¡Bah! Deja tanta bobada! ¿Cómo te atreves a decir que intentas algo?
- ¿Acaso intentar no decir nada no es un intento válido?
- Ah, entonces jugar a que jugamos como si fueras tú o como si fuera yo es el intento más noble, algo así como otorgar aunque sea un mínimo de soberanía a lo que tantos condenaron.
- ¡CAOS! ¡Eso es! Aquí se ordena, sin saber que lo hace, este trazo arrebatado.
Y me deja sumergido en ti y en mí como si fuera yo, como si fueras tú, o mejor, como si fuéramos algo más que dos.
- ¿...Y todavía insistes en que somos dos?
- No, yo sólo dije que hoy era lunes, miércoles y sábado. ¿Quién soy yo? Ya no importa.
- Entonces, insinúas que la conversación ha terminado... Das por concluido el tema.
- ¿Cuál tema? Estos garabatos son tan sólo una excusa, una excusa para demostrarte que aquí no hay nada.
- ¿Nada? Yo creí que era un juego, ¿recuerdas? Me dijiste que jugábamos a pretender que jugábamos...
- Pues ahora lo reitero, aquí no hay nada. Jugar con la apariencia siempre ha resultado desgastante.
Incluso pretender que existes tú, ha sido mi mayor falacia.
- Tienes razón, mejor vamos a dormir.
- De acuerdo. Al fin y al cabo, mañana será lunes y yo seguiré intentando entender por qué no dejo de iniciar conversaciones que no irán hacia ningún lado.
- ¿De verdad crees que importa llagar a algún lado?
- No. Ya no.
- En ese caso, sigamos deleitándonos con las maravillas del lenguaje.
- Mientras todo pasa...
- Sí. Mientras yo me duermo y tú te quedas.
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