Quiero tuberías abiertas una noche de agosto,
amigos que nadan como peces risueños
en la ciénaga oscura de mi apartamento.
Palabras como latigazos,
tormentas de arco iris,
sirenas alcoholizadas
frotándose con las paredes
como anguilas gigantes
para lamer las lágrimas
de mi desconcierto alado.
Que el susurro del pasado no me llene de estupor,
que la mirada de un niño no me suma en confusión,
que la extraña bruma se disipe de una vez,
que mis sueños dejen de jugar al escondite
en un bosque perdido lleno de espejos.
Quiero eso, nada más.
Texto agregado el 10-07-2018, y leído por 96
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