Tupido colchón de nubes cubren el cielo,

insistente algún rayo de sol se filtra con tenacidad,

reflejándose en los troncos desnudos agradecidos por su tibia presencia,

un coro de teros que van de un lado al otro surcando las alturas,

las calandrias afinadas entonan dulces melodías,

los gorriones distienden sus alas entumecidas saltando para entrar en calor.

Los gorgoteos de las aves festejan las esporádicas apariciones del astro,

llevamos varios días sin sentir su suave presencia,

su reflejo abraza con suave cobijo, prodiga caricias, arrumacos tiernos,

nadie tiene el poder de resistir tan encantador derroche de natural cariño.

Atrás quedaron las lagrimas que sin pausa cayeron desconsoladas,

este nuevo amanecer nos da la posibilidad de regodearnos con destellos dorados,

aunque el frió se hace sentir una lo vive con luminosa sencillez

CAL.COR