No me emociona ya el canto de los pájaros
Ni el beso clandestino que condena
Tampoco los alardes de un mañana que seguirá inconcluso
Soy un ente distinto que no entiende
Una esperanza muda que no anhela
Es preciso decir que soy el mismo
Transeúnte inconforme de estas lunas
El mismo que cantaba frente al río de la infancia
Que decolora el viento.
Soy un árbol prohibido de una tierra olvidada
Un gemido de ausencia en la penumbra un ser que ya no entiende
Que no dice y no salta en las orillas
Voy sin razón de ser deshojado y solemne
El caudal de los años me dejó malherido
Muerto de no vivir su propia vida.
Quiera Dios, lo olvidaba, no existe o no le importa
Quiera esa gran mentira que nos llegue otro cielo
Para resucitar las manos que no escriben.