Si todo lo que define a una persona puede cuantificarse, evaluarse y reducirse a un algoritmo, una fórmula. Entonces... somos apenas números. Tan raro como pueda parecer, es también una forma de inmortalidad, quizás la más definitiva de todas ya que los números son un concepto que no depende ni está condicionado por ninguna circunstancia física.
Y eso explica también que seamos tan irracionales...