El viento desenfrenado alerta la llegada del invierno,
a las rosas en su elegancia se las observa bailotear,
los pájaros con afán marcan su camino
al volar insistentes hasta su refugio encontrar.

Y cuando finalmente cae la majestuosa lluvia
se transforma el tiempo,
se desvanece todo por un momento,
se escucha únicamente el rugir del cielo,
se sienten los goteos que embellecen el panorama.

Una, dos o tres horas, la lluvia no va a parar
y nos regala un maravilloso instante
que nos ayuda a pensar,
a centrarnos en nuestro caminar,
a alejarnos de este mundo estresante.

Recorro con la mirada a mi alrededor:
Los pájaros yacen en sus nidos,
las familias en sus casas sintiendo frío
y yo sola, contenta y sin abrigo
con café a la mano
escribo gracias al mal tiempo, amigos míos.


Kahedi