"... de vagar eternamente y otra vez la tierra... la de la siembra, la de la floración, la de la cosecha madura. Y también la de las grandes flores, la de las flores suntuosas, la de las flores extrañas y desconocidas.
¿Donde reposará el que se halla cansado? ¿Qué puertas se abren para el vagabundo?¿Y quién de nosotros encontrará a su padre y conocerá su rostro?¿En qué lugar? ¿En qué época?¿En qué tierras?¿Donde?

Allí donde pueda morar para siempre quien tiene el corazón exhausto, donde pueda encontrar paz el que está harto de vagar, donde pueda silenciarse para siempre el tumulto, la fiebre y el furor. ¿A quién pertenece la tierra?¿La queríamos para poder vagar siempre por ella?¿La necesitábamos para no estar nunca en reposo?

Aquel que necesita la tierra tendrá la tierra: permanecerá tranquilo en ella, descansará en un pequeño lugar y habitará su reducido lugar para siempre.

¿Sintió la necesidad de esos miles de idiomas hasta el punto de buscarlos a través del tumulto y el horror de miles de calles rabiosas? Ya no necesitará ningún lenguaje, pues ningún lenguaje le será necesario para el silencio y la tierra, ninguna palabra surgirá de los labios soterrados, la mirada fría de la serpiente vigilará por él a través de los orificios del cerebro, ya no habrá más gritos en ese corazón donde la vida se derrama.

...el amor permanecerá eterno, solo y con desasosiego en la inmensidad y nosotros habremos de gritarte: tú no te has liberado de nuestra soledad."

Extracto del gran maestro Thomas Wolfe