Como he mencionado y comprobado en mis reflexiones anteriores, el ciudadano común de ciertas regiones cree más en el entretenimiento que en la educación. Asimismo, sin estar a veces consciente de ello, cree que hay ciertos límites en cuanto a lo que puede lograr. No se da cuenta de la realidad ni de cómo desarrollar sus habilidades al máximo.

Ahora bien, esto tiene también que ver con nuestra cultura y nuestras costumbres. Una de las costumbres más propagadas es la de dejar todo para más tarde. Es así como posponemos decisiones y acciones que muy bien podrían cambiar nuestra vida. Es por ello que siempre encontramos excusas para no hacer cosas tan necesarias e interesantes como las siguientes:

Ø aprender un segundo o tercer idioma
Ø estudiar bien la computación
Ø iniciar (y terminar) una carrera universitaria
Ø aprender a leer y disfrutar la lectura
Ø capacitarnos para nuestro presente y futuro
Ø aprender a utilizar bien Internet
Ø ¡Y un largo etcétera!

Si aprendiste a leer y escribir bien, entonces tu cerebro es normal. Y si es normal, entonces quiere decir que, según estudios científicos, tienes las siguientes habilidades escondidas:

- La telequinesia (mover objetos con la mente)
- La telepatía (transmisión y recepción del pensamiento)
- La memoria perfecta (jamás olvidar nada en lo absoluto)
- Levitación (sostener tu cuerpo entero “flotando” sobre tu dedo meñique)

Todas estas habilidades existen y han sido desarrolladas y utilizadas durante siglos por sujetos excepcionales. Sin embargo, los estudiosos de la materia afirman que se ha comprobado que con la suficiente concentración y estudio, cualquier persona normal podría llegar a desarrollarlas. No tiene nada que ver con los espíritus ni lo sobrenatural.

Desafortunadamente, la mayoría de nosotros no tiene ni el tiempo ni la dedicación para poder desarrollar estas habilidades y talentos. Tiene mucho que ver con lo que se ha sabido durante décadas, que, según expertos, los seres humanos normales no usamos ni el 12% de la capacidad total de nuestro cerebro. No se trata de que intentemos desarrollar estas habilidades, pero sí de que usemos nuestro potencial para encaminarnos (y llegar) al éxito.

Dicho de otra manera, todo lo anterior se puede conjugar en la siguiente ecuación:
Cerebro + Visión + Acción = Éxito.



CEREBRO: Tu cerebro es normal. Por lo tanto, eres capaz de aprender, memorizar, comprender y utilizar todo el conocimiento que quieras. Este ingrediente ya viene contigo desde que naciste.

VISIÓN: Tener visión significa, entre otras cosas, visualizar hacia donde quieres llegar, verte incluso ya en esa situación, hacerte una imagen del camino que deseas recorrer y el destino final de tu carrera hacia el éxito. Este ingrediente tienes que aprender a utilizarlo. ¿Cómo? Sencillo, pues hay varias maneras. He aquí una de ellas.

· Primero busca un lugar apartado, solitario. Puede ser tu propio dormitorio, el jardín, la montaña, la playa, etc. Lo importante es que realmente estés en soledad.

· Luego cierra tus ojos y respira lenta y profundamente. Relájate.

· Empieza a “ver” en tu imaginación la situación que tú deseas.
Mírala con todos sus detalles. Mírate a ti mismo en esa situación que deseas. Visualiza los pasos que ejecutaste hasta llegar a esa situación. Visualízate a ti mismo ejecutando los pasos uno por uno. Ve cómo es que llegaste y como te sientes al haber llegado. Aparte de la visualización, tener visión significa estar muy consciente de hasta dónde quieres llegar. Hacer tus planes y desarrollarlos hasta lograr el punto en el cual quieres estar. Eso sí, la visión no te servirá de nada si tu vida no tiene el siguiente ingrediente, tan importante como los anteriores.

ACCIÓN: Una vez que te has dado cuenta que tu cerebro es normal y potente, que tienes la intención de triunfar y llegar tan lejos como jamás habías imaginado, que posees todo el potencial necesario, y que has desarrollado tu visión, tan solo te falta ejecutar tu plan. En otras palabras, hacer lo que tienes que hacer. No esperar. No buscar ni admitir excusas de ninguna clase. No rendirte ante nada ni nadie.
Simplemente, hacer lo que necesitas para triunfar.
Ten presente las palabras inmortales que afirman...
Si tienes visión, pero no acción, lo que tienes es tan solo un sueño.
Tu acción sin visión es una simple pérdida de tiempo.
Pero,

La visión con acción cambiará el mundo.
¿Cuándo vas a comenzar a cambiar el tuyo?
Cuando te des cuenta que tus límites no existen.

Así es, no existen. Si piensas que algo va a ser difícil, entonces lo será. Si crees que no puedes, entonces no puedes. Pero si te das cuenta de lo que realmente puedes lograr, y ejecutas las acciones encaminadas para alcanzarlo, entonces lo lograrás.



Recuerda...
No se trata de pensar que puedes, ni de creer que puedes, sino de darte cuenta de que sí puedes de saber que tienes en ti todo el potencial para lograr lo que desees.
Ahora hablaremos de lo que más nos detiene cuando queremos emprender la carrera hacia el éxito: el miedo.