Basado en hechos reales.



_ ¡Esto es una falta de respeto!_ Grita en forma descontrolada un individuo que inesperadamente ingresa a nuestra oficina.
Ante la agresiva y repentina conducta miro a Marco en forma interrogante, buscando aclarar la imprevista situación.
_ ¡Esto es una falta de respeto y deben sacar inmediatamente esa camioneta de color azul!_ Continúa gritando el desconocido.
_ Buen día_ Responde Marco con una serenidad que sorprende.
_ ¡Esto es una falta de respeto; tengo que ir urgente al aeropuerto y seguramente perderé el vuelo!
_ Buen día_ Repite Marco manteniendo la misma frialdad.
_ ¡No señor, nada de "buen día"!... ¡Su vehículo está mal estacionado impidiendo la libre circulación!... ¡No puedo mover mi automóvil y tengo urgencia!_ Vocifera el hombre cada vez con más violencia.
Nuestro rabioso e inesperado "invitado" pareciese poseído por una furia descontrolada, y expele belicosidad a pesar de ser una persona de avanzada edad. Particularmente lo que realmente llama la atención al verlo, es su forma de vestir; lleva puesta un polo de vistosos colores de una reconocida marca muy de moda dentro de los círculos sociales altos, y acompaña esa prenda con unos finos pantalones de algodón cuidadosamente planchados. Aquel estilo forzosamente casual, es característico en las clases altaneras más acomodadas de la ciudad de Iquique.
"El falta de respeto" (Como cariñosamente lo llamamos hasta el día de hoy) también es propietario de una extensa calvicie que lentamente depreda su cabeza, pero "el falta de respeto" "disfraza" con cuidado la falta de cabello peinando unos escasos mechones detrás de las orejas. Finalmente desde mi escritorio observo con mucha claridad como su pálido rostro adquiere con el paso de los minutos unos tintes de color "rojo rabioso".
_ ¡Saca tu porquería de auto antes que llame a la policía!_ La rudeza en sus palabras se incrementa.
_ Señor, si usted lo pidiese de una forma civilizada no tendría inconvenientes en complacerlo, pero así, de esta manera no lo haré_ Marco lo mira indiferente, controlando cada músculo de su rostro.
_ ¡Has lo que quieras!_ Vuelve a gritar nuestro rudo visitante_ ¡En este mismo instante llamaré a la policía!_ Fue lo último que dijo antes de abandonar la oficina, dejándonos sumergidos en un absoluto silencio.
_ ¡Ya poh huevón! Deja salir al "falta de respeto"_ Digo jocosamente pasado algunos segundos.
_ ¡El "Falta de respeto" no dijo ni siquiera "Buen día" _ Marco ríe de buenas ganas.
_ Sus pantalones se arrugaron de pura rabia; no podrá jugar al golf en mucho tiempo_ Respondo y ambos estallamos en una sonora carcajada.
_ ¡¡Esta bien, esta bien!!... Iré a sacar mi automóvil_ Mi compañero se levanta del escritorio y camina en dirección del estacionamiento.
Por la ventana puedo ver como ambos se enfrascan en un nuevo pleito. Espero que Marco conserve la calma. Desde de recepción de la oficina puedo escuchar con claridad las continuas frases adornadas con el ya clásico "Falta de respeto". Estoy seguro de que nos reiremos durante todo el mes de esta situación.