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Inicio / Cuenteros Locales / alfredolove98 / Cuidado Con La Depresión

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Es común caer en depresión. Según expertos en la materia, la gran mayoría de las personas han sufrido de depresión más de alguna vez en sus vidas. La depresión no conoce edad, sexo, nacionalidad, religión, afiliación política o deportiva, etc. Desafortunadamente, a todos nos llega tarde o temprano. Puede ser causada igual por un fracaso (sentimental, financiero, estudiantil, deportivo, profesional, familiar) como por un triunfo. Hay quienes después de finalizar algún proyecto muy importante, se sienten “desinflados”, sin deseos de hacer nada más en lo absoluto, algo muy parecido a la depresión o tristeza. El resultado es el mismo: no sentimos energía ni deseos de avanzar.

Nadie mejor para hablar de la depresión que aquellos que ya han salido de ella. Veamos algunos ejemplos. (Estos nombres no han sido cambiados pues no necesito proteger a ningún inocente)

Rolando C.: “He sufrido varias depresiones en mi vida, pero la peor de todas duró dos años. Fueron los dos años más largos de mi existencia. Rompí con mi novia a quien realmente adoraba. No podía imaginarme el mundo sin ella. Jamás me pasó por la mente que un día la vería con otra pareja, con alguien más ocupando el lugar que me había pertenecido a mí. Lloré todo ese tiempo. Lloré mucho.
Lloraba por las madrugadas antes de irme a trabajar. Lloraba en el trabajo. Me encerraba en el baño cuando podía y allí lloraba. Lloraba en mi apartamento por las noches al volver del trabajo. Salía a la azotea a medianoche y veía las estrellas, escudriñaba el cielo tratando de buscar una respuesta a tantas preguntas en mi cerebro. No llegaban. No escuchaba nada ni veía nada. A veces me iba a la playa o a la montaña para estar solo. No quería hablar con nadie. En verdad fue el tiempo más duro de mi vida. Realmente creí que no iba a sobrevivir. La gente me acusaba de dormir demasiado, pues siempre tenía los ojos hinchados. Pocos se dieron cuenta que estaban hinchados por exceso de llanto, no por falta de sueño.
Un día me llegó un pensamiento. No sé qué fue lo que pasó. Yo se lo atribuyo a Dios; a pesar de que no voy a ninguna iglesia, desde pequeño aprendí a creer mucho en El. Sentí que me decía que esperara trabajando y trabajara esperando a que la crisis pasara.

Me ayudó. Me costó mucho obligarme a trabajar, me costó más de lo que se puede describir, pero lo hice. Sabía que no soy basura y que tarde o temprano la crisis pasaría. Tardó en pasar pero pasó. Y cuando terminó, yo había estado trabajando y poco a poco logrando más y más. Cuando salí de esa depresión dos años más tarde, todo el trabajo que había estado realizando, empezó a rendir frutos. Me siento orgulloso de haber podido levantarme y salir de ese pozo tan profundo en el cual había caído. Pero también sé que no salí solo. Dios usó a mucha gente clave, amistades y familiares, que me ayudaron y me apoyaron en todo momento.”

Brenda O.:”No pude terminar mis estudios con el resto de mis compañeros. Algunos cursos fueron demasiado duros para mí y no logré aprobarlos. Fue un golpe tremendo porque estaba segura que me iba a graduar con ellos y no lo logré. Tardé mucho en reponerme.

Incluso un año más tarde, cuando iba a ceremonias de graduación, la tristeza que sentía era muy profunda porque aún me afectaba el haber fracasado en algo tan importante. Pero dicen que el tiempo sana todas las heridas y así ha sido. He confiado mucho en Dios y mi familia me ha ayudado, y eso me ha levantado poco a poco. Creo que lo importante es reconocer que somos humanos, que podemos fracasar, que no somos perfectos pero tampoco somos inservibles.
Por muy grande que sea nuestro fracaso, también será grande nuestra victoria cuando nos levantemos y sigamos luchando. Hace ya tres años de ese fracaso, y hoy soy ejecutiva de Gerencia en la institución financiera más grande de mi ciudad. ¡Quién iba a decirlo!”

Gabriela C.:”Mis padres se divorciaron cuando yo tenía 10 años. Me costó mucho adaptarme a la nueva situación. Luego mi padre se casó de nuevo y mi madre también. Yo me quedé a vivir con mi madre, pero la situación pronto se tornó insoportable con mi padrastro.

Entonces me fui a vivir con mi tía, una dama bien intencionada pero muy amargada porque había sido abandonada por su esposo años atrás. Los primeros tres años que viví con ella fueron un infierno y al fin pensé que lo mejor era irme a vivir sola. Pero yo era todavía muy joven, no había ni siquiera estudiado más allá de la escuela secundaria y aunque trabajaba, mi salario alcanzaba apenas para pagar donde vivir. Entonces un amigo me dijo, “No cambies un infierno por otro. Tú puedes dominar la situación si de verdad quieres.” Así que lo hice. Aprendí a usar la “técnica del pato” * y eso me ayudó a salir adelante. Me alegro mucho de haber luchado, de haber soportado todo, y haber analizado la situación y no haber cambiado un infierno grande por otro mayor.


Héctor M.:”Nunca había trabajado tanto como ese año. Tenía el sueño de abrir mi propia empresa. Ya lo había intentado antes, pero nunca le había dedicado el suficiente tiempo y recursos, y no había logrado mucho. Pero esta vez era distinto. Tenía capital disponible, un buen producto, un mercado virgen, varios empleados, buena publicidad, etc. Creí que iba a costar un poco que las ventas se lograran pero no fue así. El primer mes vendimos $1000. Habíamos calculado vender solamente $500, así que estábamos contentos con el resultado. El siguiente mes vendimos $4000 y el tercero $19,000! Yo no podía creerlo. Todo iba “viento en popa”. De repente todo se vino abajo.

Algunos factores fuera de mi control, y otra culpa mía, se unieron para llevar a la empresa a la bancarrota en tan solo diez meses. A raíz de ese fracaso perdí casi todo lo que tenía, excepto a mi familia.
Me quedaron deudas tan gigantescas que sabría que pasarían años antes de poder pagarlas por completo. La depresión que me sobrevino fue enorme. Llegué a tener lo que se conoce como “nervous breakdown”, un colapso nervioso total. Fue entonces cuando me di cuenta quienes eran mis verdaderos amigos, pues la mayoría se alejó de mí y unos cuantos quedaron. Me costó mucho volver a intentar abrir un negocio otra vez, pues el miedo a volver a fracasar me detenía. Pero un día leí que “no importa qué tan grande es el hombre en la pelea, sino qué tan grande es la pelea en el hombre.” Analicé mi fracaso anterior. Traté de aprender de mis errores y con el tiempo volví a intentarlo de nuevo, esta vez con mucho más éxito que antes.”

En algunos archivos que leí hay muchos testimonios similares a los anteriores. La mayoría de las personas que han vencido la depresión tiene una o más de las siguientes características:

1. Han fracasado de una u otra manera, algunos en más de una oportunidad.

2. Durante la depresión, no han tenido deseos de hacer nada, ni han creído tener la fuerza para hacer nada.

3. Han reflexionado acerca de la situación, de sus causas, sus errores.

4. Se han dado cuenta que siempre hay alguien dispuesto a ayudar: familia, amigos, compañeros, y han confiado en más de alguna de esas personas.

5. Aunque no son necesariamente religiosos, creen en Dios y confían en que El les ayudará a salir de la crisis.

6. Aunque les ha costado mucho, han hecho un esfuerzo por mantenerse activos, aun durante la depresión. Cuando la crisis ha pasado, se han dado cuenta que han acumulado experiencias y material que les ayudará más adelante.

7. No se han dado por vencidos. Entre más dura se ha puesto la situación, con más fuerza han decidido avanzar.
No es malo ni anormal caer en depresión. Pero NO TIENE QUE
VENCERNOS.

Texto agregado el 24-09-2004, y leído por 319 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
08-08-2005 Bien dicho, seguiré tu consejo porque ahora en estos momentos me encuentro algo triste... Naty15
 
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