Bajo la lluvia, va entrando la noche,
como un tigre, entre cielos e infiernos.
La oscuridad, ese callejón sin salida,
avanza, fría y trayendo una luz extraña,
formada por pájaros caídos. Inertes.
Llueve, la tormenta es azul por dentro,
atraviesa la casa vacía, apenas una soledad
edificada por y hacia nosotros mismos.
Como un edificio sin luna, esta noche
me espera un lento cansancio azul,
un fuego del que quisiera evaporarme,
lejos, tan a salvo de ti y de mí. De nosotros,
de las horas, que son como perros perdidos,
sin ningún sitio donde quedarse. Solos.
Quedémonos callados. La noche va entrando. |