Apenas hemos terminado de acomodar la casa ,
nos encontramos recorriendo la dársena donde está amarrado el barco,
los abuelos vuelven después de tantas décadas a su país
cine, teatros, piscina, bares, camarotes peluquerías, negocios,
al transatlántico no le hace falta nada es impresionante,
luego de haber inspeccionado todo nos encontramos en tierra firme,
viendo partir al barco mientras los abuelos saludan emocionados,
se reencontraran con sus parientes, amigos, su tierra tan querida y nunca olvidada.
¿Que les aporto su tierra a los abuelos?
Luz en sus ojos.
La juventud que la vida les había consumido.
El rencuentro con sus raíces les otorgo vivacidad.
Volvieron plenos de alegría.
El abuelo nunca había sido muy conversador en los años que tengo de conocerlo, no se si era por
“que la abuela no le dejaba poner bocado “
pero luego del viaje hablaba despreocupado y con fluidas de sus experiencias,
los temas brotaban en los almuerzos, a la hora del mate,
tenían esa gran necesidad de hacernos participes de todas sus experiencias,
¿fue una luna de miel?
El reencuentro con sus raíces reafirmo su identidad aportándoles,
¡¡¡vivacidad, energía, fuerza, ímpetu, vitalidad!!!
CAL.COR
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