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GARRAS
Seis de la mañana y los párpados victimas de tres semanas de largas jornadas de trabajo, le pesan como si fueran gruesas cortinas de acero que se niegan a elevarse.
Para David, el momento de levantarse es una verdadera tortura, pero no puede dejar de hacerlo, porque detrás de él. Hay una mujer y dos niños que reclaman el sustento.
David lleva tres meses trabajando después de mucho tiempo cesante, dejó su ciudad en el norte para trasladarse un poco más al sur donde por fin le ofrecieron un empleo.
Al principio no le importó mayormente el extenso horario de trabajo porque de todas maneras, la perspectiva de unas cuantas horas extras le aseguraban un ingreso mayor que le venía como anillo al dedo para salir de las deudas que se le habían ido acumulando durante el tiempo de para.
La localidad donde laboraba se llamaba Las Terrazas y estaba ubicada al interior de Copiapó, perdida entre los cerros totalmente secos, desprovistos de verdor para donde se volviera la vista, eran cerros pedregosos calientes al sol del medio día, silenciosos, en los cuales solo se escucha el silbar del viento al atardecer, cuando regresaban en vehículo a la ciudad.
Pero ahora todo es diferente para el joven obrero, cada día es una incertidumbre de volver a estar desocupado nuevamente y cada mañana sentía deseos de revelarse y mandar todo a la mierda...
Ojalá fuera solo, pensaba, si no estuviera casado, si no tuviera esos dos hijos preciosos que eran su vida entera...mandaría todo a la cresta y le diría al verdugo del jefe que se metiera el trabajo por donde mejor le cupiera, porque ya estaba cabriado de que lo pulpearan por catorce horas diarias y estaba aburrido de que todos se quejaran y a la hora de reclamar todos se hicieran los “ hue´ones “ y aguantaran todo.
Se levantó, se lavó la cara y salió de la casa para subirse al camión en donde eran trasladados a diario a la obra, parecían milicoscamino a las trincheras en el campo de batalla. Miraba a los viejos en la penumbra del camión, bajo el toldo inventado por ellos mismos para protegerse del frío de las madrugadas desérticas y cada uno con un rostro cansado, rostros apesadumbrados cada uno con una carga de exceso de trabajo y pocas horas de sueño. Que sin embargo
no negaban la sonrisa sincera y hasta la alegre carcajada cuando el viejo Augusto salía con su talla siempre a flor de labios.
Augusto, era un viejo con cara bonachona, poco pelo, canoso y en desorden, en su boca se veían solo dos dientes, era un verdadero bufón entre el grupo de obreros y aunque era uno de los mas viejos del lote, sabía arrancar la sonrisa alegre de esos corazones desolados por la lejanía del hogar.
David contemplaba uno a uno a sus compañeros y lo invadía una mezcla de rabia y comprensión por aquellos seres que como él eran incapaces de aceptar que paraellos la vida era y será siempre así.
Cuando la angustia se le hacía un nudo en el pecho, despertaba a la realidad del monologo del viejo Agus ( como le decían al viejo Augusto ) que finalmente como un bálsamo le suavizaba la pena con su cháchara de ....tú ema ema aquí, golpeándose el hombro... yo mucho onca onca...( ronca, ronca ) y se cagaba de la risa al oirlo hablar en un dialogo de locos con el tío Juancho.
- Tengo ganas de irme – decía el tío Juancho
- irme mañana mismo pa´ Santiago
- Siii – respondía Agus – a mi tambien me gusta el Chago....pero ahora está muy re malo.
- Nooo, que quiero irme pa´mi casa ...decía el juancho.
- Bueno, mañana compramos tazas.
- Este viejo está loco ( Juancho)
- Verdad a mi también me aburre un poco.
- Te digo que estai loco – (Juancho)
- Ahhh si ´tamos llegando a Nantoco.
Eran diálogos de enajenados pero que sin embargo calmaban un poco la angustia de aquellos días.
Se acercaba el día de bajar ( regresar a casa ), por cada veinticinco días de trabajo volvían por cuatro a sus hogares, David pensaba....solo queda hoy jueves y mañana a medio día por fin paramos.
En la víspera del viaje, siempre se trabajaba con la mente puesta más en la familia que en la faena a realizar, y es que ante la perspectiva cierta de reencontrase con los hijos y la compañera, todo perdía importancia y se lo podía dejar para la vuelta.
Todo el día giraba en torno al viaje. Dentro del pecho del joven trabajador, se iba desatando lentamente el nudo que le oprimía desde el estomago hasta la garganta y que por las noches desanudaba a punta de silenciosas lagrimas de impotencia que herían penosamente la almohada.
Gracias a Dios es viernes rezaba el título de una de las película de los tiempos de la “ onda disco”.
Gracias a dios es viernes. Pensaba David y sin embargo tenía serios cuestionamientos con él, este dios que no aparecía por ningún lado cuando se lo necesitaba y que además no era que dios lo hubiera abandonado, si no, más bien era él, David, el que lo estaba abandonando de a poco.
Pero que me importa que sea o no sea, lo único importante es que mañana es el día
“ mañana me voy, no me lo repitas” cantaba frente a sus compañeros imitando al mexicano Emanuel. Y más de alguno le contestaba cantando otra canción “ siempre estás diciendo que te vas, que te vas....No te vas “ y se mataban de la risa con el relajo de la inminente partida.
Como a las cuatro de la tarde de ese Jueves, nadie sabía de donde, comenzó a correr el rumor.
Alguien oyó decir, que el jefe no sacó los pasajes, que parece que no pagarán...que parece que viene el patrón....que parece que habrá que quedarse dos semanas más...y los rumores brotaban como vertientes de las piedras, sembrando la tarde de incertidumbre. Cuando llegó Pedro marchant, el jefe de obra, no dijo nada, no negó ni confirmo los rumores. Se encerró en su oficina sumergiéndose en un alto de facturas, guías de despacho y notas de pedido de materiales.
Afuera, todo el mundo rezongaba y reclamaba, sin decidirse a ir a hablar con don Pedro para aclarar las dudas.
David lleno de rabia dijo, - lo que pasa es que ustedes son un montón de cobardes, que se lo pasan hablando por atrás y a la hora de los “quibos” tiran todos pa´la cola-.
Y partió solo a hablar con el jefe.
Al rato salió de la oficina, alejándose de la obra, sentose en una roca, contemplando la cadena de cerros que le rodeaban, cerros amarillentos, cerros áridos, cerros desiertos, cerros secos...secos...secos, el nudo volvió a apretarse en su pecho, se sintió miserable, pequeño frente a ese paisaje desolado y una lagrima se asomó lentamente a sus ojos....una lagrima gorda...una lagrima redonda....una lagrima de fuego que se asomó a la ventana de sus intensos ojos verdes, jugueteó con sus pestañas y luego lentamente bajó...no por su mejilla, sino por dentro, por su garganta, recorrió su esófago, para llegar finalmente al estómago, dejando a su paso una llaga abierta, que le quemaba las entrañas.....

Texto agregado el 23-06-2018, y leído por 62 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
12-08-2019 Tu relato va creciendo en intensidad, exaltando el dolor da David y la esencia de sus sufrimientos como un arroyo que fluye hasta el magnífico desenlace, que equipara la angustias del protagonista con un agreste paisaje definiendo la lágrima del final como un sinsabor definitivo sin nombre y apellido... Espléndido. Pescador_de_ilusiones
24-06-2018 Ay. tu relato es tan fuerte, tan verdadero. Excelente, felicitaciones!! sheisan
23-06-2018 Me emocionaste!! qué relato tan fuerte! vi todas las imágenes y se me humedecieron los ojos. Te felicito, es un gran relato. Magda gmmagdalena
 
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