Encontró la corbata en el fondo del placard. La sostuvo unos instantes entre sus manos y luego la soltó como si le produjera escozor.
Quería llorar; pero no lo hizo. Ya no se permitía el consuelo de las lágrimas. Prefería el silencio.
Miró la corbata. Su padre solía usarla con frecuencia. Era azul. El mismo color de su traje favorito.
Ella odiaba el color azul. Le parecía tan repulsivo como los besos obscenos que había soportado durante años.
Cuando su padre falleció se atrevió a contarle todo lo ocurrido a su hermano Raúl. Recordó su cara de espanto al enterarse de la terrible verdad.
Él la escuchó y la consoló mejor que cualquier terapeuta. No hubo necesidad de recurrir a personas extrañas. Raúl siempre fue afectuoso, comprensivo, protector.
Y también muy convincente. Como su padre.
Texto agregado el 18-06-2018, y leído por 146
visitantes. (6 votos)
Lectores Opinan
18-06-2018
Me estremeciste, tremendo y tan común, lamentablemente. Magda gmmagdalena