Descansaba Pelusa un día,
en la pandereta muy relajada.
Al verla tan linda Torito,
sintió en sí una llamarada.


En la mañana siguiente
feliz Torito estaba,
esperando que Pelusa
le brindase una mirada.


Pasaban los días jugando,
sus narices se rozaban.
Poquito a poco en el tiempo
¡Estos gatos se enamoraban!.


Cierta mañana de enero
Torito faltó al balcón
donde Pelusa esperaba.


Ella miro calle abajo unos niños,
que piedras a algo lanzaban,
corriendo entre los techos vio,
¡Era su Torito a quien atacaban!.


Llegó junto a él rapidito,
ya sus ojos, no la miraban.
Muy quietita se quedó,
bajo esa lluvia malvada.


Agonizando Pelusa,
sonreía ilusionada.
las pedradas a Torito
lentamente la acercaban.




Nota de la Autora; no te entristezcas. Cuando escuches fuertes truenos en invierno, has de saber que son Pelusa y Torito correteando felices, por los tejados del cielo.


Catlover M.D (=’.’=)