Qué escuchas María Luisa? Ella ladeo la cabeza, me sonrió y después de sentarme a su lado, se quitó el audífono izquierdo y me lo puso a mi oído más próximo a ella. Lo hizo con tal ternura que pareció que me daba un bocado de algo delicioso.
Tú llegaste a mi vida para enseñarme
Tú, supiste encenderme
Y luego apagarme
Tu, te hiciste indispensable para
Mi, y… y…
Oí en la cadenciosa canción, Seguí escuchando. La miré y ella esperaba mi respuesta, como si el bocado habría de gustarme. Su mirada era atenta. Ella con un cordón al oído y yo al otro nos uníamos en el mismo banco donde nos sentamos al descanso de la oficina con la claridad de la fidelidad de un ipod. El suave toque de su cabello sobre mi cara, sus ojos coquetos, juveniles y, nuestros labios repitiendo la letra acompañaban el ritmo en el secretismo de una canción solo para nosotros.
-Es muy bello María Luisa- dije aprobando su gusto, pero quién es?
-Son Camila un grupo mexicano- me contesto mientras recostaba su bucle detrás de su oreja descubierta.
Nunca había estado tan cerca de María Luisa. Era una chica mucho más joven que yo, no solo por la edad sino también por los gustos; yo prefería la trova ella la música contemporánea. Esa tarde, en un rato eterno, escuchamos muchas canciones, mirando la gente pasar, el correr de los perros en el parque, hasta las mucamas que conversaban en la quietud de los nenes dormidos. Moví la cabeza tratando de unirme más a María Luisa, que no hacia más que tararear y mirarme, haciéndome comprender la canción reciente.
Trate de improviso besarla - era la ocasión - pero, se opuso el cantante, el revoltijo de sus pelos sueltos y los ladridos de los perros que despertaron a los bebes. No se incomodo solo movió su cara para otro lado con la precaución de no arrancarme el audífono. Siguió cantando.
- María Luisa - le dije - María Luisa
- Te oigo Pedro – contesto mirándome y acomodándome el bolígrafo que amenazaba con caérseme de mi bolsillo.
- Sabes que me gustas?
- Si lo sé, como te gusta mi tía también.
- Porqué dices eso?
- Porque siempre dices María Luisa y no dices mi nombre.
- Pero es que María Luisa me gusta.
- A mi no.
- Esta bien, no te llamaré María Luisa, qué dices?
- De qué Pedro?
- De que me gustas
- Tú también me gustas- pero hay un problema, yo no me llamo María Luisa, así se llama mi tía.
- Si lo sé.
- Además estas casado con ella.
Fue la tarde en que más cerca estuve de María Luisa, perdón de Hilda.
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