Solo somos la criatura encargada de ordenar el caos. Porque el caos nos enloquece, y por eso todo debe ser perfecto. Si pensamos demasiado, el caos crece. Le tememos al desorden. Le tememos tanto que lo amamos en secreto, lo deseamos, es nuestro propósito en la vida. El caos, el sentido de la vida es crear caos, solo para poder ordenarlo. Porque el orden ya está inventado, pero el caos se reinventa a sí mismo en cada segundo, y somos seres imaginativos; si no creamos, morimos. Nosotros inventamos el caos, que es a su vez el que inventa al orden. Y esa es nuestra paradoja, acaso nosotros mismos no somos el caos, que lucha constantemente por reordenarse, solo para encontrar nuevas formas de desorden. No, no somos monstruos; somos dioses. Perfectos gracias a nuestra imperfección, la cual nos permite destruirnos, y así construirnos de cero. La destrucción para la construcción, así de inútiles somos, solo vivimos por ser más que lo que somos. Solo vivimos para destruir, vivimos para imaginar lo que podría o puede ser, no importa lo que es. Vivimos de ilusiones, no de realidades. Somos porque deseamos, es lo único que nos queda para no caer al vacío. |