Una llamada inesperada anunciando tu inminente presencia,
tantas palabras que el tiempo tenia almacenadas,
con tu visita el cántaro se desbordo de acontecimientos,
juntos mientras nuestra charlas eran jugosamente intensas,
batíamos harina , azúcar, ralladura de limón huevo, pisca de sal,
el horno iba tomando temperatura,
el molde en mantecado fue depositado en su interior.
Un perfume nos invadió la casa el bizcochuelo nos avisaba,
presurosos dejamos las cartas de canasta rescatamos el molde,
puse la pava para preparar el té con leche,
ameritaba algo caliente el frio se hace sentir,
entre individuales rojos y tazas con sonrisas,
la mesa estaba más que entusiasmada esperando que arribe el bizcocho,
salpicado de granitos de azúcar que el calor de la cocción derritió dándole glamur,
las cartas quedaron olvidadas ante la tentación,
de hincar los dientes a quien pedía a gritos ser desgustado, saboreado.
CAL.COR
|