Dormir contigo
fue inaugurar la piel
desde dentro,
los besos que me dabas
mirándome,
sin verme.
Cerrábamos ventanas.
Y el ruido
de la calle
me dolía.
Asechábamos relojes
ver cuánto faltaba
para seguir,
riendo sin motivo,
girando sin envoltura,
pulirnos la piel.
Cerezas en la boca.
Los otoños de ocre
y los zapatos
sin cordones
y sin horas.
Texto agregado el 07-06-2018, y leído por 104
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Lectores Opinan
08-06-2018
Que hermoso poema, lleno de amor y sentimientos cálidos. Excelente. maparo55