¡Oh! compañero subterráneo
habitante impaciente de mi carne
tú y yo debemos confesarnos,
ser como la palma abierta de una mano
y darle allí cabida a las tinieblas.
Te he visto a veces como un pájaro
que arrollara el perfume del otoño.
ilusoria y fatal tu libertad
se levantaba festejando a los dioses que creabas
Pero todo está hecho por los hombres
y tú no te guardaste de su furia
no hiciste tu reserva de barbarie
para el momento en que las azucenas
debieran ser batidas por la sangre.
Texto agregado el 31-05-2018, y leído por 68
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Lectores Opinan
31-05-2018
"Tu y yo debemos confesarnos....ser como la palma abierta de una mano"...he conocido esto entre hermanos...
y mi madre adorada, ahora muerta. za-lac-fay33