Me he enterado que toda la familia hemos vendido nuestra propiedades,
no sé quién me lo dijo lo interesante es que lo sé,
acompañada de dorado un hermoso perro de largo y lacio pelo,
voy recorriendo tras sus ladridos alegres y roncos,
el camino abandonado entre pasto crecidos diviso el lomo brilloso de mi ruidoso perro.
Me llama la atención cuando lo veo saltar un cerco entre fiestas y su movimiento de cola,
eso me asegura que ha encontrado a alguien conocido,
con dificultad cruzo el cerco mientras me hundo en los pastizales verdes,
“ dorado lo llamo”
el me responde debajo de uno de los tantos árboles frutales que se ven en el descuidado bosque,
mientras sus ladridos me hicieron acercar a un árbol colmado de frutos,
subido a él se encontraba mi padre sonriente diciéndome que tomara el tomate maduro,
yo miro el fruto diciéndole que eso no podía ser un tomate,
“lo miro con atención”
me pregunto cómo el tronco resiste el gran porte del cuerpo de mi padre,
él sonríe insistiendo que es un tomate que lo coseche que está maduro,
al estar tan cerca mío lo puedo oler sin inconveniente,
su aroma cosa extraña no lo percibo eso dispara mi sorprendida atención,
el fruto tiene la forma de membrillo, es un membrillo,
mi padre sobre el árbol me sigue sonriendo hasta estallar en una carcajada franca,
confundida me encuentro en el solitario huerto en total quietud silencio.
Es imposible que los tomates crezcan en los árboles.
Un perro de pelo lacio flameando entre el verde pasto llamado dorado nunca a existido.
Mi pícaro padre trepado a un árbol algo insólito.
¡padre al fin me has visitado después de tantos años!
¡¡¡al escuchar tu voz el sueño se ha evaporado!!!
CAL.COR
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