Inesperado paseo salió a mi paso la tarde del sábado,
estos shopping gigantes en donde uno encuentra de todo,
las familias se habían volcado a ellos,
la tibia tarde invitaba al paseo mientras los niños corrían entusiasmados,
sus risas se escuchaban desde lejos girando en el hermoso carrusel del siglo pasado,
las provocativas vidrieras eran una tentación,
lo único que te desanimaba eran los precios desorbitantes,
conteniendo la avalancha de querer comprar lo que tan exquisitamente estaba expuesto.
Inesperado paseo salió a mi paso la tarde del sábado,
nuestro andar nos llevó hasta el mayorista de víveres,
tomamos un carro y comenzamos a recorrer las góndolas,
las ofertas eran muy llamativas cuantas más unidades uno compraba el precio bajaba,
entre mi hermana , cuñado cuando me quise dar cuenta el carro estaba apipado de mercadería,
yo a medida que iba paseando algo también fui agarrando,
con razón que me estaba costando empujarlo,
claro entre los tres el pobre no daba abasto pero integro llegó a la caja donde fue,
“vaciado, dividido, cobrado”
entre boletas tiques se encamino con resignación hasta el auto donde quedo vacío abandonado.
CAL.COR
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