Inicio / Cuenteros Locales / TSK / Ostentación de humildad.
Me voy a comer un bocadillo de chorizo- se dijo- y ahora vuelvo.
Ya.
Y del pamplonica ha sido.
Pero esto no era lo pertinente. Estaba el hombre en lo de si en el capítulo de la ostentación, había un apartado de humildad. Como dice el título, si la ostentación y la humildad eran incompatibles o cabía una especie de antiostentación ostentosa.
Tenía que decir que sí. El falsamente humilde existe. Es una treta como otra cualquiera para subsistir: un método de supervivencia, bastante elaborado por cierto. Todo en la vida es a aquel fin. Además, como si fuera esto poco, disimula la pobreza material. Es como un redoble de tambor de pobreza. Como si el pobre dijera: mirar lo grande que soy que estoy con vosotros. A menudo es porque no hay otro remedio. Hay que estar hecho de cierta piel de lagarto para llegar a tal alambicamiento espiritual.
Por eso el autor, entre las cosas que coloca como prioritarias, está esta del desenmascaramiento, del rasgado del velo de la auténtica faz.
Y ello viene al cuento de la historia de Agapito Mordiales, auténtico maestro en el asunto, que se irá narrando en fases y cuyo resumen hace referencia al alambicamiento referido. Tanto es así, que el señor Mordiales, a base de insistencia en el tema, se convirtió con el paso de los años en un auténtico ser humilde. Y ello sin haberlo buscado. Esta segunda naturaleza fue del aprecio de las gentes corrientes, entre las cuales se diluyó en los últimos años de su vida. Y todo hay que decirlo, con mucha, grave y grande delectación. |
Texto agregado el 27-05-2018, y leído por 61
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