Divagando en el espacio-tiempo
En pocas palabras algo sobre conocimiento, cambio, crisis e ignorancia
En el universo desde el momento que este se forma nada es estático, nada es fijo, nada igual en el paso del tiempo de ayer a hoy o desde hace un minuto hasta… ahora… ahora… ahora…ahora en este preciso momento...
Por ende en el planeta tierra que es nuestro refugio, nido y morada, como así también en nuestra mente y cuerpo rigen las características del sistema universal. Por lo tanto, como seres vivos que habitamos en este pequeño mundo también nos vemos afectados por las leyes universales que nos trasladan en los giros de la espiral del tiempo.
Tiempo, ese intruso impertinente que se entrevera, alea, mezcla, fusiona y dispone las relaciones entre distancias y volúmenes. Tiempo, dimensión incomprensible que es realmente el tirano que rige y controla la secuencia y consecuencia del devenir de este todo en el espacio.
En esta vorágine de espacio-tiempo nadie tiene la propiedad del saber o del no saber, ni siquiera el más sabio, para poder catalogar lo que es finito o infinito, lo que es falso o verdadero, lo que es ilusión o realidad, lo que es teoría o certeza; igualmente nadie tiene la capacidad para asegurar que algo o alguien es absoluto, incluso aquello que denominamos “la nada”.
Sí, podemos decir y asegurar, a ciencia cierta y sin temor a equivocarnos, que somos dueños de la ignorancia.
En el universo, para bien o para mal, guste o no guste, todo evoluciona; todo cambia constantemente; todo es crisis permanente, incluso lo que llamamos bueno y también lo malo. Dicho de otra forma, ese bien y ese mal idealizados también evolucionan y tienen distintas connotaciones según sean las reglas de la “realidad” que va cambiando en forma lenta o velozmente de acuerdo a como giren las manecillas del reloj controlador y en concordancia a los "intereses" del poder dominante.
Por otro lado existe la gran disyuntiva, del hombre especie, de que todo lo que nos rodea desde el Big-Bang hasta la nebulosa más lejana, depende del color y la concavidad o convexidad del cristal con que se observe, además considerando el punto de ubicación preferido o "conveniente" del observador; por lo tanto todo es una realidad conformista y acomodaticia, pero a la vez caótica y ficticia.
Es dable pensar que en el universo lo finito temporal se puede transformar en infinito sin final (Y no digo eterno para no caer en otra de las grandes interrogantes que rasguñan la mente humana), al pretender dimensionar la inmensidad, desde la pequeñez del conocimiento humano; y lo que sería aún peor, catalogar la realidad del ser y el entorno universal, desde la ignorancia manifiesta de quien escribe estas líneas tratando de demostrar pretenciosamente un poco de conocimiento, conocimiento que ni siquiera le llega a la altura de los tobillos de los que hemos llegado a considerar sabios y que incluso hasta hoy ellos mismos apenas van trepando por las pantorrillas, o tal vez algunos pocos casi alcanzando las rodillas del conocimiento universal, en todos los estamentos y realidades posibles esparcidos en la infinidad de confines del espacio y sostenidos por el tiempo, que forman este universo que lentamente estamos comenzando a soslayar.
Incluido en el libro: Letras al margen, pinceladas de tinta, inquietudes y algo más.
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