He decidido partir,
Alejarme de esta ciudad mágica, cubierta de la espera interminable de líderes justos que no vendan el mar, llena de voceros de un oro más valioso que el de los galeones, he decidido dejarte Cartagena.
Lamento que tus fantasmas me sigan como un eco enlutado por un pueblo que en manada frenética sucumbe entre gritos y egoísmo, lamento que no se escuchen más las voces de tus artistas, la música de tus remos; lamento tu prejuicio encriptado en la mirada de la gente que viene y va, sonámbulos que no cuestionan.
Me despido de los amoríos fatuos, que compartieron mi cama y que desaparecieron en un abrir y cerrar de cielos, también agradezco a los amores (si se me permite el término) que dejaron en mí una huella indeleble, como flores marchitas en un libro que nadie abre.
Me despido de las calles coloridas y el ruido de tambores lo lejos, de los titulares que me avergüenzan, cuando hablan de ti, como una mariamulata peligrosa y negra que saca los ojos a turistas desprevenidos, me apeno de esto y de tu idea de que " el vivo vive del bobo ", te reprendo y jalo tus orejas floridas para ver si me miras a los ojos y me dices " No lo vuelvo a hacer, amado hijo"
Te dejo vestida de luto, te dejo en manos de un pirata, de los nuevos, los que compran conciencias y te cobran el alquiler de tus ideas al ciento por ciento, de esos que roban progreso y esperanza.
También me despido con cierto sinsabor de los amigos que desaparecieron tras la niebla espesa de los años, amigos míos, siempre creí, que a diferencia del amor, la amistad sí era para siempre, qué equivocado estaba, duele reconocerlo!
Pido perdón a todos los que quise ayudar sin lograrlo, a cualquier persona que haya querido quererme y tropezó de golpe con un muro de concreto en vez de abrazos, no soy perfecto, lo he dicho siempre, pero soy tan real como los atardeceres lejanos que contemplamos con el mar de antesala.
Perdón también a los desamparados y a los tristes, porque mi voto solo no será suficiente, perdónenme también por no estar aquí más tiempo, las aves enjauladas no son felices.
Agradezco a los seres donde sembré semilla y que germinarán en otros suelos, sonrientes, lunáticos, los llevaré también en mi equipaje, doy gracias a mis familiares cercanos y lejanos, por hablarme de amores verdaderos sentados a la hora del almuerzo, ustedes son mi ancla a la vida sencilla que todos merecemos.
Pero yo quiero más, el camino me llama, insospechado, miro por la ventana de los tiempos y no me veo silbando en callejuelas, ni peleando en vano con las buenas maneras, tampoco enraizado en el pasado perenne de tu soledad, ciudad guerrera.
Me despido y me voy con la fortuna, de haber improvisado algunas letras en tu nombre, canciones tormentosas que talvez no merecen a sus musas, espejos de agua que no reflejan quienes somos,
Volveré algún día, a tus plazas, tus conventos, tus gentes que se gritan a cualquier hora, a tus cañones que anuncian guerras pasadas, a los malos olores que desvaneces las mariposas verdes, a tus coches que someten caballos, a tus fritos y a tu melancolía.
Me estarás esperando o vendrá el vendaval por mis recuerdos?. |