Haran seis años que vivo en una ciudad que no me pertenece y a la que no pertenezco, la ciudad de la que provengo tampoco me pertenece ahora, asi que soy uan especie de ápatrida en su patria...
el hecho es que aún estando lejos del hogar, o del primero de mis hogares, se da una relación extraña con la capacidad de enamorarme en esos lares.
Desde que vivo acá, ningún enamoramiento que ha surgido en mi camino ha sentado bases sólidas.
Ya sea que los tipos se vuelven un tanto retardados y no cooperan a mantener una relación de amplia sanidad mental, o simplemente, no resulta lo previsto como algo lindo y agradable.
pero bien, de ahi, que surgiera una teoría cuya operacionalización de variables no es tan difícil, sujeto local que conozco, sujeto que me desagrada, o me parece mal para entablar un más allá, entonces, soy incapaz de enamorarme en esta ciudad, y bien por mi pues no quiero vivir aca por siempre... y encontrar alguien de afuera podria ayudarme a partir con ese alguien, si es como se dice esta una sociedad de dos donde enocntrar pareja es fundamental para ser feliz, ser feliz en otro sitio podria ser genial.
Convencida yo de que nada ni nadie me sacaría de esta traumática realidad, se la comenté a un amigo, que parecía sufrir de un mal parecido, pues él si había conquistado algunas chicas por aca, todas resultantes en fracasos amorosos que le hirieron...
No sería cruel mi derrota, cuando al día siguiente, asisto al cumpleaños de un amigo, que celebraba una feliz treintena, y me presentan a un amigo suyo recien llegado de una pasantía Uruguay (el recién es algo relativo) y él, oriundo de aquí, estudió todos sus años de colegio y de universidad aquí, quiere irse a vivir por alla por Uruguay o brasil un día de estos, me encanta.
Bien dicho, él, cuyo nombre es normal, sacado de cualquier lista de colegio, me encanta. y rompe la regla, y me desasosiega, pues luego me cuenta de la novia que dejó en montevideo, y entramos en la fase de la teoría de que todos los hombres buenos están ocupados o son gays...
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