| Luz que proyecta un arco iris interior,
 los días se cansan
 de parecerse unos a otros,
 el intelecto se agota
 cuando no es estimulado por el dolor
 ni la derrota
 y la boca es una hoja al viento
 explorando sabores, traviesa gaviota.
 
 No te busco a vos,
 he venido a buscarme a mí misma
 sin que interceda, en mi voluntad, Dios,
 he retornado con la mirada
 vuelta hacía dentro
 y retorciendo el corazón entre los dedos.
 
 No deseo escribir sobre mi perro
 ¡porque no tengo!,
 no hablaré sobre mi gato ni utilizaré palabras
 que ornamenten mi ignorancia,
 no buscaré inspiración en mi madre
 porque la pobre morirá pronto
 y de tanto desear su muerte
 ha llegado para complacerme.
 
 No daré luto a mis amigos
 ni echaré a perder el poco amor que tengo vivo,
 he sido parida desde el exilio
 robándole besos a la muerte,
 suicidando el presente,
 y dándole de comer a mis pestes.
 
 A veces siento que hallaré un rastro de ti
 en mis horas ausentes,
 que al estruendo de un golpe sordo
 aparecerás de repente,
 para traerme abrazos
 que contengan la humanidad que se me parece,
 para sanar el alma con un beso marinero
 que naufrague sobre las aguas de mi vientre,
 devolviéndole a esta aprendiz la buena suerte.
 
 A veces sueño que volveré a verte,
 a veces sueño...
 a veces dueles de nostalgias, niño mío,
 a veces dueles.
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