Salí sin rumbo,
a la deriva, con enojo
y en medio del camino
me iluminaron tus ojos.

En aquel charco
nadé a brazadas de antojo
me calentó el sol
cuando atravesaba tus ojos.

Tirado en la orilla
recordé cuando de hinojos
te pedí de rodillas
que no lloraran tus ojos.

Después de un tiempo
regrese con el alma en despojos
se rió de mi el destino
ya eran de otro tus ojos.

Me mirastes como se mira
perder unos globos rojos
no era yo que se quedaba
solo partían tus ojos

Atormentado volvía a partir
con mi corazón en trozos
luche, combatí, sufrí
para hallar otros ojos.

El tiempo cura todo
y yo me he vuelto flojo
ya no busco en recuerdos
en otros rostros tus ojos.

Me alcanzó de repente
la sombra del perezoso
se apagaba mi mente
mientras recordaba tus ojos.