Tu cuerpo, vasto y blanco, me regala
un vaho tibio de campo recién llovido.
Se me va entregando, inútil y ajeno,
como un aceite de silencio y condena.
Entre menta y sombra viaja tu nombre
como una nueva soledad para el deseo.
Texto agregado el 09-05-2018, y leído por 73
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