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Inicio / Cuenteros Locales / Jose_concepcion / BEBIDA ENDROGADA Y SUS EFECTOS (HISTORIA OCURRIDA EN PUERTO PLATA)

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Iba de viaje a Puerto Plata. Desde San Francisco de Macorís. Era un día sábado por la mañana, viajando por Tenares.
Se había recorrido par de horas, cuatro vehículos diferentes.

Esperaba a una tal Lisbeth, le llamaban Dahiana, nos habíamos comunicado anteriormente por Facebook y en teléfono.
La esperaba en una estación de gasolina, y cerca había allí un pequeño bar.

Esperé y esperé, después de una hora apareció la joven, era bella, vestía bien elegante y hermosa, de piel rubia, un poco rellenita. Conversábamos un poco, y luego nos dirigimos al bar. Y de ahí mismo nos tomamos unos tragos. Charlábamos sobre cuestiones de la vida (estudios, trabajos, entre otros).

Más adelante vino una compañera de ella, se acercó también una mujer toda vuelta estropajosa que conocía a Lisbeth y quería que le diéramos algo de dinero, sin embargo nos negamos y se alejó.

Era casi las 7 de la noche cuando las dos querían tomar algo más fuerte, que produciera más efecto. De mis bolsillos saqué lo que se necesitaba para la otra bebida, conseguí un litro de ron Brugal, bailabamos bachata.

Mientras yo bebía, bebía y bebía, y no paraba de beber, de repente una cosa extraña pasó, al parecer me habían drogado la bebida, en ese instante perdí en conocimiento, era mi cabeza pérdida cómo un laberinto sin salida, me sentía incómodo, inconsciente, mis ojos apagados en la oscuridad, mi mente encerrada y encadenada...

No supe dónde estaba en ese momento, me contó Lisbeth todo lo que había hecho: la celaba a ella, estuve al punto de golpearla y golpear al hombre con quien ella conversaba, según me decía ella, unos guardias que estaban en el bar me sacaron fuera y me montaron con un motorista, junto con la mujer toda sucia, la que nos pedía limosna, pero me imaginaba que era una drogadista. De allá hacía un pequeño hotel. Me despojaron de un celular, internet y del dinero de mi pasaje.

Me dí cuenta de todo cuando venía caminando por un parque y al frente unos negocios abiertos a deshoras de la noche, ya eran como las 12, y permanecí sentado en una silla en un negocio comercial frente al parque, revisé mis bolsillos y no tenía nada, sólo mis documentos (cédula, seguro, etc...) y un reloj puesto en mi mano izquierda.

Una muchacha joven de piel morena al verme, me preguntó:

- De dónde eres?

Le contesté:

- Soy de San Francisco de Macorís.

Me hizo otros interrogatorios:

- Y para qué has venido aquí? En busca de qué? Qué te ha pasado?

Le respondí:

- Yo vine a conocer a una amiga personal, aún no nos habíamos visto, sólo nos comunicamos por teléfono, Whatsapp y Facebook. Estábamos tranquilos bebiendo y luego de varias horas no sé qué me pasó, lo que sé es que me estafaron creo, porque no tengo mi celular, ni internet y ni recursos económicos, sólo me dejaron mis documentos.

Me respondió la muchacha con cara preocupada:

- Bueno te diré algo, lo siento mucho por lo que te ha pasado, pero esa no es amiga tuya, sólo quería aprovecharse de tí, y no confíes en nadie, y ve a ver si hablas con uno de los policías para ver si te llevan a tu pueblo. Pide ayuda.

Minutos más tarde se acercó otra persona a mí, éste era gay y me hizo las mismas interrogantes y le conté la misma historia.

En el parque habían unas mujeres que se prostituian. Crucé por el otro lado para conversar con ellas, eran de raza haitiana y dominicanas, aún con el mal olor a ron en mi boca les hablaba, ellas querían entregarse a mí por dinero, pero no pude porque no tenía.

Encontré más adelante a un joven que fumaba drogas, quizo negociar conmigo a cambio de una mujer empeñando la cédula y el reloj porque le había explicado la situación.
Me dirigí donde los negocios, ellos no querían, al parecer yo era un extraño para ellos. Entonces no hubo negocio con el joven. Habían máquinas de sacar dinero en esos negocios.

Más tarde hallé a otro motorista, yo quería ir para otro lado al menos donde se cogen las guaguas para irme, pero sin nada, él quería cogerme mi reloj y más un pasito de drogas que yo tomara y lo tomé (pensaba que si no lo hacia quizás me daría un golpe), el acuerdo se dio.

Al poco rato después de llevarme a otro lugar era un sitio donde había más corrupción, muchas personas jóvenes fumando y tomando, también se prostituian y más unos guardias que estaban en el sitio no hacían nada. De ahí no saqué ningún provecho. Nadie me daba una mano amiga.

Seguía de camino y me acerqué en el sitio donde estaba al principio, ya eran alrededor de las 3, duraba horas parado. Un señor cerca de la estación le pedí ayuda y me contestó que me ayudaría, pero no en el momento.

Caminaba y caminaba hasta encontrar un sitio, en poca distancia había una venta de frituras y un tipo medio extraño que estaba en ese lugar. Cuando hablaba con el vendedor el tipo se acercó y me echaba, me decía que me fuera de ahí, que yo fumaba, quizás me confundía con otro. Me lanzó una botella encima, yo corrí y no me hizo ni una chispa con la botella. Era una reacción fuerte el de ese hombre. Yo estaba asustado, no hallaba que hacer, nervioso me sentía.

Caminé más adelante y en una corta distancia otra gasolinera. Cerca un comercio, parecía un supermercado. El señor del supermercado se ofreció a ayudarme después de haberle contado el hecho y llamé a mi madre desde un teléfono público. Me dió el dinero del pasaje para irme.

Más o menos a eso de las 5:30 de la mañana fue que pasó por ahí una guagua que iba para Samaná, me fui en ella, hice una parada en Nagua y de Nagua a San Francisco de Macorís.

Texto agregado el 06-05-2018, y leído por 35 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
07-05-2018 espero hayas aprendido la lección yosoyasi
 
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