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La heroína del cuento sin héroes

El viernes pasados los coterráneos de Pedro incluido el médico que le iba a practicar la operación para sacarle la uña del dedo grande del pie que lo atormenta hace ya 2 años fueron secuestrados, no se sabe por cual fuerza; son malos tiempos para escribirte un cuento o una canción, será mejor elevar una plegaria y rezar una oración.

A mitad de la pequeña y fría habitación donde pasa las resacas Julián, pensó que debía ser tarde y se apuró a salir a la calle en busca de un poco más de dinero para poder sacar la vieja televisión de su madre antes de que ella se despertara y se diera cuenta que ya no estaba otra vez. En la joyería del “Barrio” vio que eran las diez y un tanto más, mientras se deleitaba imaginando todo lo que podía hacer con el dinero el día que por fin Martín su amigo se decidiera a robarla con el; también pensó que llegaría con tiempo sobrado donde iba. El sol candente de la capital del sol le pegaba mas duro que nunca en su alopécica cabeza que cada día tenía un millón de cabellos menos a causa del alcohol que ingería para calmar sus ansias.

Las sombras de los edificios del centro pasaban cada vez más rápido en el piso y su ansiedad aumentaba tan pronto se acercaba a la casa de Robson, un Brasileño legal en Estados Unidos que le iba a proporcionar el dinero para recuperar la televisión de su madre. Mientras corría quizá algo distraído, pero con la prisa que su ansiedad le generaba avistó la casa de Robson a lo lejos, ahora su ansiedad se torno en desilusión y asco al saber lo que tendría que hacer otra vez para conseguir esos u$80.
Tan pronto se bajó los pantalones empezó a pensar en las calles que recorrió antes de llegar allí, pues prefería la ansiedad, al asco y dolor que estaba sintiendo, alucinó, se vió robando y quebrando las brillantes vitrinas de la Joyería. Oyó el grito de la mujer, y junto con la ansiedad perdió la visión. Fue como dormirse de golpe.

Volvió bruscamente del desmayo. Diez o quince hombres, -quien los va a contar- uniformados lo estaban sacando de debajo de su auto quemado. Sentía gusto a sal y sangre, y olor a carne quemada, le dolía un hombro, la cabeza y no sentía las piernas, cuando lo alzaron gritó, porque no podía soportar la presión en ninguna parte de su cuerpo. Voces que no parecían pertenecer a las borrosas imágenes que se tendían sobre él lo alentaban con sus bromas sarcásticas.
-Pensaste que ibas a volarte?
-Pobre “pendejo”, te hubieras evitado muchos problemas, nosotros, las FARC no somos enemigos del pueblo, pero necesitamos respeto, cuando te decimos pare, es pare, gonorrea. Agradezca que lo dejamos vivo, que tenemos aquí... ah este es el doctor Alfonso Marín... bien muy bien.

-Hola Martin!
-Qué hubo Julian?, qué tenemos para hoy!
-Tengo que pasar a recoger el televisor de mi mamá antes del almuerzo, aquí tengo ya los u$80…
-80?
-si, 80!
-No, que vas a ir por el tele, ese lo saca ella como siempre, con esos 80 podemos ir a Disney, a la playa, Alaska, Rusia, a la luna, a Marte. Con ese televisor vamos a ir a la cárcel si nos pesca algún policía con él. Vamos donde el tío Tom a ver la mercancía que nos tiene para hoy.
-MMM, al demonio, vamos rápido que no aguanto más.

Al menos estoy vivo pensó…
Su único alivio fue oír el comentario de los demás secuestrados de que había sido un valiente al tratar de escapar de los terroristas.

”Que valiente fué el doctor”, murmuró alguien que lo conocía…


-Pedro, te enteraste lo de que le pasó al doctor Marín?
-Claro que me enteré y con lo enfermo que tengo el pie. El me dijo que si no me operaba me podía dar gangrena.

-Martín viejo, no resisto el dolor en el brazo, ya siquiera inyectarme la heroína calma mi dolor
-Julián ese puto brazo se ve mal, muy mal… deberías ir al medico.
-Al médico, Martin?, estas loco, que le voy a decir, que me pico una abeja?
-Viejo pues yo no se... haga lo que quiera, pero páseme rápido la aguja que no resisto más las ganas, siento que me voy a morir si no la tengo ya.
-Martin, aguante que usted no fue quien puso su culo esta vez para que se lo rompieran y conseguir este gramo.

La aguja entra penetrante y caliente, la tensión empieza a subir, el material empieza a subir por el torrente en una nave de burbujas que estallan en el pensamiento de ambos, allí todo se sabe nada pueden ocultar y junto con la ansiedad perdieron la visión. Fue como dormirse de golpe.

Como sueño era curioso porque estaba lleno de olores y él nunca soñaba con olores. El olor a húmedo y a plátano era penetrante hasta los huesos, lo que más lo torturaba era el olor, como si estuviera viviendo en la selva, como si esto fuera la guerra como si no fuera habitual. No era su casa, no era su jardín, no era su cama.

-Gilberto traiga rápido agua que este pendejo se nos va a morir aquí en el campamento y a tiro fijo no le va a gustar nada esto… está hablando de plátanos y de guerra… yo lo veo mal.
-Manuel, deje de estar hablando pendejadas y lleve a los hombres que carguen rápido la avioneta para ver si mandamos rápido esa heroína a Estados Unidos que necesitamos reforzar el armamento. Más bien metale un tiro a esa gonorrea que deje trabajar en paz, igual por ese pirobo nadie nos va a pagar ni mierda.


-Julian, Julian, cabrón se te fué la mano con el pase esta vez, te quieres matar… Cómo se te ocurre mezclar Heroína con coca, reacciona.

-Pedro yo te veo muy mal, ese pie esta muy hinchado
-No, Martha yo mejor me arriesgo a salir a la calle, prefiero que me secuestren y me maten a aguantarme más este dolor.
-Pedro, pero si el doctor Marín es el único cirujano de la región.
-Tienes razón, pero si el esta secuestrado, que más podemos hacer.
-Tendré que ir al hospital de Medellín
-Medellin? Pero si eso esta muy lejos de aquí, tienes que pasar por la zona de los guerrilleros y de los paramilitares.
-No importa, el hospital es la solución.

-Hospital! Al hospital te voy a tener que llevar cabrón, Julián eres un tonto, como se te ocurre haber mezclado eso, deja ya de hablar de plátanos, que me tienes asustado.

-Manuel corra cabrón, nos callo la policía, corra, corra.


-Doctor, cómo lo ve?

-Pedro, ese pie tiene gangrena tenemos que amputar…

-Pero Doctor!

-Nada Martín, su amigo Julián tiene gangrena en la mano tenemos que amputar, lo malo es que no sabemos como avance la infección, pues la prueba de VIH que le practicamos, resultó positiva, además las defensas están muy bajas, en otras palabras Julián tiene sida y esa infección en el ano lo pueda matar en menos de 1 semana.

-Muerto!

-Si, muerto, no lo pudimos salvar, cuando terminamos el operativo, rescatamos al doctor Marín, pero el ya estaba muy mal, no se salvó y ahora el esta muerto.

Mientras tanto, los hospitales se llenan, los cementerios se llenan, las cárceles se llenan.
Mientras te hundes cada milímetro de esa aguja, con cada gramo que aspiras, mueren personas en Colombia, mueren personas a causa del sida o de una sobredosis, secuestran, encierran por aquella droga que pertenece a una familia especial de drogas, estas sirven para matar, aunque las otras sirvan para sanar.

De verdad, vale la pena que uses esa aguja?


Colombia, Oct 02 2002

Texto agregado el 02-10-2002, y leído por 1301 visitantes. (1 voto)


Lectores Opinan
03-10-2002 De entrada me he liado un poco, releyéndolo me he situado, quizás podría ordenarse un poco, pero la idea es buena y como todos tus relatos me ha gustado porqué aunque el tema es terrenal sabes contarlo desde un plano superior. Felicidades, BERTA
 
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