Mi madrecita vale un Potosí. Es guapísima, excelente costurera, extraordinaria cocinera, más limpia que los chorros del oro, con una alegría y una risa espontánea súper contagiosa, inteligente y muy intuitiva, generosa y abnegada, fuerte y vigorosa...
Se rompió el molde contigo pues tienes todas estas cualidades al cien por cien.
Enfín, madrecita, que te quiero a rabiar y pido al cielo que te dé salud y tiempo para poder seguir disfrutando de tu amorosa compañía.
Feliz día a todas las madres, pues no se puede imaginar otro ser con más capacidad de amar.

Nota: he procurado que este texto fuera lo menos literario posible, que las palabras se preñaran con un valor significativo pleno, sincero y franco. Con todo , siempre cuesta que el lenguaje transmita mi hondo sentir de admiración y amor a mi madre.