Me duermo ahora demasiado pronto, tras siempre muy poco de lectura solitaria. Me quito la careta que cargo a diario y encuentro tras mi rostro un dejo de esperanza equívoca, e incertidumbre verdadera que se posterga mientras tanto.
Escucho cosas simples de las que no me percato habitualmente, sigo del mismo lado de todas las cosas, empezando por la cama (que sigue vacía del todo). El tiempo transcurre a la velocidad de siempre, acaso demasiado rápido para darme cuenta, porque no pienso en ello a menudo.
Cada intento fallido me acerca más a la certidumbre perdida, cada día me alejó más del camino cotidiano del resto de personas a las que prefiero evitar conocer. Supongo que es mejor estar así, que rodeado de intentos equívocos de existencia lastimera, enajenada y ciega.
¿Si en algún sitio existe, por qué demoro tanto en encontrarle? ¿Por qué simplemente no existe un lugar donde el mundo se vuelva más tangible? Debe estar por ahí, buscando lo mismo que ofrezco, aquello que significo sin forzar mas nada; debe ser, alguien tendrá que poseer aquella caja que busco...
Haciendo el recuento y una lista, no encuentro las compatibilidades. No debería ser tan difícil, maldición somos demasiados y aún así somos tan pocos... Por ello estamos tan separados.
Porque a fuerza de ser tantos, nos desdibujamos unos a otros, y nos mantenemos ocultos, y nos seguimos evitando mientras miramos hacia lados distintos buscando la misma cosa.
¿Hasta cuándo veremos que todo esto valió la pena? ¿Llegará el día en que le miré a los ojos con la certeza de haberle por fin hallado?
Lo dudo mucho, será la incerteza de la certidumbre negada... Será que acaso busco en el sitio equivocado, o el mapa me lleva por los caminos menos convenientes -acaso demasiado lejos-. A final de cuentas se trata de pensamientos divergentes, donde tener lo que se requiere nunca es suficiente, y pensar distinto no cambia las cosas... y sigo sin encontrarte. |