Hoy me siento fresca, me siento una lechuga en la feria, en ese momento en que debe parecer mas atractiva, mas hermosa y mas verde... estoy fresca. Hoy cuando el sol salió no secó mi cuerpo, ni mis aguas termales internas, ni la huella que quedó de mi bautizo. El sol me secó la ropa y la planchó mi camino, el sol limpio mis lágrimas y les evitó un resfrío. Hoy saludo a todos y me alegro de ser voz en cuerpo, me alegro de sonar, de soñar, de sanar... tengo que tocar siempre el fondo de la bolsa, para subir hasta la cima, ver las zanahorias, las papas, y sentirme mas viva, de no estar naranja ni empolvada. Mi inmadurez la aprendí de las uvas, de las manzanas, y todas ellas, ricas y felices me ayudaron a ser liviana, a comenzar por mostrarme integra y no andar buscado el momento de ser pintar mis labios rojos como el tomate pretencioso, para que me miren, si el tiempo igual se llevará mis encantos, y la llovizna nuevamente aparecerá en mis raíces, como un cuento interminable que me sumerge en un sueño, donde las lechugas somos felices, donde las lechugas salen de la feria.
Hoy tengo casi dieciséis hojitas, veo saliendo una por mi costado, está amarillita, despeinada, pensaría que estoy sufriendo una mutación, un zumbido xilofónico que me estremece. Pero me gusta verme nueva, siempre atrayendo por lo que va naciendo en mi, para que quien me toque sienta mi suavidad, me imagine en su plato y me lleve a pasear...
dias despues en un restaurant se leía
MENÚ DE HOY:
ENTRADA DE TOMATE RELLENO CON LECHUGA
SOPA DE ESPINACAS
PURÉ DE PAPAS
POSTRE: MANZANAS Y UVAS.
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