Ayer, al salir de impartir la última hora de clase, todo eran lamentos en la sala de profesores:
- Mira, Pilar, me contaba una compañera de departamento. Voy a sancionar a una alumna, un clásico de la disrupción la tal. No paraba de hablar mientras yo explicaba y la cambié de sitio. " Te vas a joder si me mueves porque pienso pasarme la clase durmiendo"- me amenazó.
Dudaba mi joven compañera al cubrir el papel si ponerle intensidad media o alta en la casilla de valoración de la falta.
- ¿Siempre estuvo esto tan mal? - me inquería como más veterana que soy.
- Ha empeorado el panorama - reflexionaba yo. Los chicos están súper protegidos por las madres helicóptero, que están educando fatal. A la mínima se presentan en el centro a amparar a sus vástagos, que adolecen de falta de educación. Charlan como loros, hablan como en la cantina, estudian las vísperas, no respetan a la autoridad... Por supuesto, hay una mayoría de alumnado muy correcto, pero un porcentaje muy ruidoso responde a este perfil.
No en vano llegaron luego, tras el timbre, otros compañeros y todos igualmente quejosos y desalentados.
- No puedo con los diez alumnos de 3 Eso de Pmar- se lamentaba Clara, una profe jovencita de unos veintiséis años. Dejé de dar clase porque explicaba y no me atendían.
Yo me solidaricé con ella pensando en la de años que le quedaban en el negociado este.
Llegó después Mariló, una profe a la que quedan cinco años para jubilarse que echaba las muelas por lo mismo.
Aurelio dice mandarles en 2 bachillerato ejercicios pues ya no le dejan explicar.
Fueron llegando profes de distintas edades y materias, igualmente desesperados todos. Este es el ambiente que se respira en un centro de enseñanza a última hora.
Si a eso le sumamos que nos incrementaron las horas de trabajo en la crisis;que cada vez nos sepultan más en burocracia de cubrir estadísticas y papeles múltiples; que tenemos un salario de vergüenza; que las tan denostadas vacaciones de los docentes en realidad salen de nuestro sueldo; que los inspectores nos persiguen por mor de evitarse engorrosas reclamaciones de padres furibundos a los que se despliega la alfombra roja; que es una profesión con una tasa de bajas por depresión elevadísima... Enfín y un montón de inconvenientes más que dejo de enumerar por no resultar cansina.
No sería de extrañar que en breve haya problemas para cubrir puestos de docentes como la Administración no se ocupe de mejorar estas cuestiones.
Los compañeros que se acogieron a la jubilación anticipada a los sesenta no se explican cómo pudieron aguantar tanto durante tanto tiempo.
Una sociedad que permite este trato a los profesores y maestros es una sociedad enferma.
" Sois Autoridad" - nos dijo nuestro Director recientemente haciendo un llamamiento a ejercerla.
Y yo, que toco madera pero no he tenido grandes problemas en las aulas, me río.
|