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el hombre de blanco tocó la puerta de casa... le estuve esperando mucho tiempo... entreabrí la puerta y observé que no era tan grande como imaginaba... pasé, le dije... el hombre de blanco entró, buscó una silla y luego de cogerla la puso frente a la ventana de casa... serían las tres de la tarde y era una tarde bella, con sol y esas cosas bonitas que le gustan a la gente en paz... ¿qué porqué le decía el hombre de blanco?... pues, porque vestía todo de blanco, hasta sus zapatos y camisa y saco y demás eran blanco... su cabello blanco y sus ojos también, menos el color de sus iris que eran celestes claros como el mar de las islas... no decía nada, y como era un día de sol, le puse en el borde de la ventana un vaso de agua helada que saqué del refrigerador... la cogió y la bebió toda... alzó el dedo como indicando que deseaba mas agua... le puse una jarra de agua con hielo... se la serví y no paró de beber hasta que quedó vacía... aun miraba la tarde y luego de mirar lo que el miraba percibí que la tarde era muy hermosa... el sol parecía ser de oro y el calor era un beso tibio sobre mi rostro... había una suave brisa como si fuera un ventilador... era muy hermosa que me olvidé del hombre de blanco... y así me quedé mirando y mirando hasta que llegó la noche y esta parecía ser mas hermosa que nunca y así quedé mirando durante toda la noche hasta cerrar por un momento los ojos y quedarme dormido... cuando los abrí el hombre de blanco se había ido y antes de dejarme me había puesto unos billetes muy grandes y una jarra de agua con un vaso... me lo serví y calmó toda la sed que un día tuve... caminé hasta llegar a mi ropero y vi una ropa como la del hombre de blanco... me la puse y luego salí a la calle a pasear... las gentes iban y venían y sus ojos eran bellos como el brillo de las estrellas y sus andares eran armoniosos como el giro de la estrellas y la luna... sentí gratitud por todo cuanto apreciaba... fui andando hasta llegar a la mar... me quité las ropas y me puse a nadar hasta quedar exhausto... y cuando me dispuse a volver vi al hombre de blanco en la orilla de la mar... estaba mirándome... nadé lo mas que pude hasta llegar a la orilla, pero, el hombre de blanco no estaba ni tampoco la ropa que dejé en la orilla... desnudo caminé y caminé hasta llegar a casa... y en el trayecto, toda la gente me sonreía con dulzura y comprensión... está loco, susurraban... sonreí y luego con bastante esfuerzo y algo de locura, llegué a casa... me puse lo que vi en mi ropero y luego, me puse a ver el día que pasaba y luego la noche y así hasta quedar dormido y despertar siempre, siempre con un vaso de agua y mucha comida que supuestamente el hombre de blanco me lo dejaba para disfrutar de esta vida... |
Texto agregado el 24-04-2018, y leído por 53 visitantes. (0 votos)
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