La noche está llena de rostros,
de sonrisas apagadas delineando su contorno,
en ella duermen los dolores
y aquel mañana que anhelan los miserables
que se han resignado
ante la falta de un sueño,
éste que agoniza en el pecho
como pájaro sin cielo.

La noche es musical
juegan entre sí las hojas otoñales que ha barrido el tiempo,
ruedan por el asfalto hueco y vacío,
deshaciéndose ante el capricho del viento amigo.

No sé decir,
busco desconfigurar mi civilizado sexo
al son del verso,
desde que él se fue
fueron grises todos los senderos del universo.

La noche y la ausencia,
la soledad maúlla nombres,
los días se ven a sí mismos
como un invento del hombre
mientras que la poesía rasca mi alma deforme.

El verbo y la lengua primitiva,
niña paria,
la madre desconocida,
la necesidad de sanar la rotura de la infancia,
el padre autista,
el amor dado a patadas...
la noche baila
y mi primera persona la contemplaba alucinada.