Esa vez ella fue a un lugar muy recurrido.
Por gente que va por razones no muy agradables (para ella)
Pero ella fue. Ya estaba allí...
Con la estúpida esperanza de encontrar utopías naranjas en medio de animales momentáneos.

Aunque entre luces y esa música fuerte con el que ella bailaba, le parecio lindo.
Pero no era sólo eso, sino que se mostraba muy a gusto... esque mira como se reia y aunque claro, iba un poco rápido para ella. ¿Qué mas daba?
Así estaba bien...
No importaba, le gustaba..
Él hablaba bastante... nada fuera de lo normal

Pero hacía ya tiempo que no se imaginaba un unicornio naranjo frente a ella.
Ella sabía lo inventaba, pero que va, podría serlo... podría coincidir. por qué no?

La niña no había puesto muchos límites...
Cómo imaginaría todas las ideas de él?
Y con esa cara sonriente que bien podría ser un unicornio, cómo decir que "no" a todo...
Aunque nadie imaginaba que no le dijo "no" a nada... o casi
Siendo que siempre lo había hecho...

Al finalizar todo, el pidió "por favor" siguieran en contacto.
Ella no tenía buena memoria.
Por eso él quiso aprenderse su correo.

A los cinco días Ella escribe de este unicornio que no debe recordarla ni en otros momentos de luces ni músicas... no debe recordar ni su nombre.
Basta decir que ella recuerda hasta su olor...
Y es que ha vuelto a recordar también, que los unicornios no existen...