PINCELADAS DE TINTA



ERA... UN VIEJO ESCRITOR


Era un viejo escritor... en realidad era más viejo que escritor, sin embargo lo que escribía tenía algunos lectores que siempre lo leían premiándolo con comentarios tanto amables como elogiosos, siendo eso de alguna forma su alimento para el ego literario e incluso para el corazón desgastado en amores y la dermis ajada por el sol de muchos veranos.

Con esas palabras nutría su pluma, valiéndose muchas veces de ellas para desarrollar nuevas ideas que serían el origen de otro cuento o poema.

Era un viejo escritor... de sus anuarios mentales extraía pinceladas de vivencias y de su imaginación otras con tinte de sapiencia, luego las volcaba en páginas repletas de pensamientos mezclados con recuerdos escritos, los cuales imprimía en libros, usando tinta y papel imaginarios, con la ayuda de un ya primitivo como desgastado computador.

Cuando se terminaba aquel papel o aquella tinta tan especial, cargaba una cantidad de libros en un raído maletín de cuero, también imaginario, para salir a venderlos a crédito indefinido, o más bien a regalarlos por las calles y las avenidas de su pueblo, aunque más le gustaba hacerlo por cualquier sendero que le permitiera la virtual modernidad, pues por este medio no se cansaba al no tener que caminar por calles y avenidas repletas de baches.



Incluido en el libro: Pinceladas de tinta, inquietudes, divagaciones y otros.
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