Nicolás, quien cuido de su madre hasta entrado los noventa, sin casarse ni tener hijos y por supuesto, siendo muy culto, y arquitecto de su propio destino, quería hacer un largo viaje.
Nicolás y Tomas tenían una cofradía de amigos inseparables, y un tanto curiosos.
Todos hacían terapia de vidas pasadas, pero a ellos, les atraía más que a todos.
Y decidieron ver quienes habían sido en el inicio de sucesivas reencarnaciones.
Esas reflexiones los instaron a buscar sus orígenes.
Así llegaron a la conclusión, que en sus vidas anteriores habían sido templarios.
Y según esa terapia de vidas pasadas, basada en cartas natales, regresiones hipnóticas, y asociaciones libres Nicolás y Tomas habían peleado contra los vikingos y musulmanes en Tierra Santa y habían empuñado espadas contra sus enemigos asestándoles mortales estocadas.
Tales eran sus ensoñaciones que los convocaban en sus encuentros de cofradía, que compartían todos los jueves, que decidieron viajar a Tierra Santa.
Deberían verificar sus reencarnaciones sucesivas y como decir, ver si tenían un deja vu de aquellos pintorescos años de guerras de los caballeros de la orden de los templarios.
La Orden del Temple, cuyos miembros son conocidos como caballeros templarios, fue una de las más poderosas órdenes militares cristianas de la Edad Media.
El éxito de los templarios se vincula estrechamente a las Cruzadas.
La pérdida de Tierra Santa derivó en la desaparición de los apoyos a la orden. Además, los rumores generados en torno a la secreta ceremonia de iniciación de los templarios crearon una gran desconfianza.
O sea que cuando Tomas se subió a su caballo y me tomo en su mano derecha, a mí, que poseía labrada la cruz de malta en oro y níquel Nicolás ni lento ni perezoso le asesto una estocada con mi amiga del alma, mi compañera, la espada con incrustaciones de oro. En ese entonces sentí un pequeño dolorcito, al penetrar en la carne humana. Ya que Tomas no había sido templario sino vikingo, eso fue determinado por una pitonisa que había consultado Nicolás antes de viajar a Tierra Santa, pero no se lo había contado a su amigo, por lo tanto Tomas seria un anticristo, un hereje de la Santa Iglesia evangelizadora.
Los tuvieron que llevar al hospital zonal, donde les diagnosticaron a los dos un delirio paranoide, producido por la ingestión de estupefacientes, además de heridas causadas por sendas espadas medievales.
Los medicaron, atenuaron sus síntomas, los vendaron, y nos dejaron al resguardo de cualquiera que quisiera empuñarnos salvajemente.
Estuvieron en el hospital Hadassa hasta que se reconocieron reales y actuales, en el siglo XXI.
Luego de lo cual los depositaron en un avión, volviendo a su país de origen, Argentina, Nicolás y Tomas desembarcaron en el Aeropuerto de Ezeiza, Ministro Pistarini, donde los estaba esperando la madre de Nicolás.
Ahora estamos las dos en la casa de un herrero, restaurador de artículos medievales , nos han forjado una nueva cara, somos más filosas y contundentes, llevamos vainas, y esperamos reposar tranquilas en el museo de la edad Media de la ciudad que nos quiera recibir, en paz.
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