Una ciudad de lunas me da la mano
y luego se desnuda.
El refugio del recuerdo incumple su promesa,
bebe licor de soledades
en el extraño y anónimo secreto de las cosas,
se convierte en perfume,
en yemas que parecen senos en perenne modorra.
Lo profundo no se puede habitar.
Creo una cadera sobre la que apoyarme. Descanso,
tan virgen como un claroscuro
de viento y árboles en la sombra de las cosas.
Texto agregado el 16-04-2018, y leído por 72
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Lectores Opinan
17-04-2018
Un texto tan breve como enigmático por su mensaje a desentrañar. Requiere ser leído al menos 2 veces. Un abrazo, sheisan
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