Nos dijeron que la pena se pasaba con el tiempo y el tiempo me ha mentido toda la vida fingiendo ser un amigo que acompaña. Él me ha quitado historias, recuerdos, amigos y familiares que se fueron convirtiendo en fantasmas y sombras que se van dibujando en las calles aledañas de las miradas con las que creo haberlos visto.

A veces, el tiempo sobra reclamando espacios que se llenan de ocio. Otras veces el tiempo se acaba, dividiendo la vida de la muerte. Pero, en mi experiencia, yo prefiero coincidir con él, como las instancias en las que me junto con alguien y llegamos al mismo tiempo sacando sonrisas a ambos lados de la vereda. El tiempo también falta otras oportunidades, como cuando alguien se va temprano a casa porque "no tiene tiempo".

Tengo tanto que sacarle en cara a esta dimensión que suma y sigue sin hacerse partícipe de algo en particular más que en avanzar universalmente abarcando y arrasando con todo a su paso como un huracán. Tengo tanto tiempo, me he dado cuenta, pero me sigue mintiendo y ya no quiero más mentiras.